Bolivia necesita una diplomacia sólida y moderna, capaz de asegurar resultados y plenamente alineada con la estrategia del litio y de otros metales críticos. Solo una visión global coherente permitirá a Bolivia transformar su enorme potencial en recursos.
La herencia institucional del litio obliga al país a replantear su modelo, abrirse al mundo y ejercer una diplomacia económica moderna que promueva y defienda sus intereses estratégicos.

El punto de partida

El nuevo gobierno de Bolivia hereda el proyecto “industrialización estatal del litio” con resultados limitados, ejecutado durante 17 años con escasa transparencia y un costo cercano a los $us 1.000 millones. La estatal YLB deja plantas con tecnología de extracción directa que aún no ha logrado consolidarse industrialmente. La producción de carbonato de litio sigue siendo baja y sin la pureza requerida por la industria de baterías para vehículos eléctricos, y en cuatro años las exportaciones apenas alcanzaron 3.825 toneladas por unos $us 85 millones.

Fuente: Brújula Digital

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