El IMPE señala que, si se mantiene la tasa actual de 300.000 personas saliendo de la pobreza energética cada año, la meta trazada de alcanzar un dígito se cumpliría hasta el año 2034. Foto: Ministerio de Energía La más reciente medición del Índice Multidimensional de Pobreza Energética (IMPE), presentado por Promigas y su Fundación Promigas, indica que más de 300.000 personas salieron de la pobreza energética en Colombia durante el año 2024.
Este índice, desarrollado en conjunto con la firma Inclusión SAS, mide la pobreza energética, definida como una condición donde la acumulación de privaciones limita la capacidad de las personas para llevar a cabo actividades esenciales que dependen del uso de energía. El informe, que constituye la tercera edición del IMPE, muestra reducción el porcentaje de la población en esta situación del 16,1% en 2023 a un 15,4% en 2024. En términos absolutos, la cifra de personas en pobreza energética disminuyó de 8,4 millones en 2023 a aproximadamente 8,1 millones de personas en 2024.
A pesar de esta reducción, los datos del IMPE revelan que uno de cada seis colombianos continúa en situación de pobreza energética.
El estudio destaca la persistencia de importantes brechas territoriales, evidenciando la necesidad de implementar intervenciones diferenciadas. Mientras que departamentos como Bogotá (1,4%), Quindío (2,9%), Valle del Cauca (3,5%) y Risaralda (4,6%) presentan bajos niveles de privación energética, las cifras siguen siendo críticas en otras zonas del país.
Los territorios con las brechas más fuertes son Córdoba (45%), Chocó (52,8%), La Guajira (63,1%) y Vaupés (86,5%). En los departamentos con mejores condiciones (Bogotá, Quindío, Valle del Cauca y Risaralda), los habitantes evidencian un mejor aprovechamiento de la energía para estudiar y trabajar. Respecto al ritmo de progreso, el IMPE señala que, si se mantiene la tasa actual de 300.000 personas saliendo de la pobreza energética cada año, la meta trazada de alcanzar un dígito se cumpliría hasta el año 2034.
Con el objetivo de acelerar el cumplimiento, la tercera edición del IMPE presenta una hoja de ruta que busca adelantar la meta de un dígito al año 2030. El IMPE se describe como una herramienta que va más allá de una métrica. Juan Manuel Rojas, presidente de Promigas, afirmó que el índice es una carta de navegación para los gobernantes, que les permite identificar rutas posibles para reducir la pobreza energética al balancear eficiencia y equidad.
Rojas indicó que alcanzar la meta de un dígito para 2030 es posible mediante la implementación de medidas que reduzcan las brechas regionales y rurales a un ritmo acelerado. El documento resalta la necesidad de acelerar las acciones para cerrar las brechas regionales y rurales que persisten en el país.
Fuente: El Nuevo Siglo
