Ante la supuesta intensificación del “cambio climático” en la región, Paraguay inició un proceso técnico para evaluar la vulnerabilidad de dos infraestructuras energéticas clave de su territorio.
El análisis estuvo a cargo de especialistas de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) y de la Fundación Tecnalia de España, quienes realizaron los días 29 y 30 de octubre una inspección técnica en terreno. La actividad forma parte del proyecto internacional “Planificación Energética con Evaluación del Riesgo Inherente al Cambio Climático (Screen-ALC II)”, que busca que las naciones adopten políticas energéticas más resilientes frente a sequías, inundaciones y otros fenómenos extremos que ya afectan a la región.

Según los datos, Paraguay participa junto con Honduras, Panamá, República Dominicana y Uruguay en esta iniciativa financiada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). A nivel local, la coordinación está a cargo del Viceministerio de Minas y Energía del MOPC, con el apoyo de Tecnalia, ANDE, Petropar, el Ministerio del Ambiente y la Cooperación Española.

Las instalaciones seleccionadas son: La planta alcoholera “Mauricio José Troche” (Petropar), en Guairá; la planta solar “Puerto Esperanza” (ANDE), en el Chaco. Para el Viceministerio, ambas cumplen roles fundamentales: la primera, en la producción de biocombustibles; la segunda, como infraestructura de generación solar en una zona especialmente “sensible” a las variaciones climáticas. Durante una reunión técnica realizada en Asunción, autoridades y especialistas revisaron los avances del estudio, solicitaron información complementaria y evaluaron acciones de adaptación.

Luego, la delegación se trasladó a la planta de Petropar para observar procesos críticos como la molienda, la generación de vapor con bagazo de caña y la captación de agua del río Tebicuarymi, un recurso que ya ha sufrido impactos por la sequía en años recientes, conforme a los datos oficiales. El proyecto apunta a que Paraguay pueda anticiparse a escenarios de riesgo y tomar decisiones que protejan su infraestructura energética, garantizando así continuidad del servicio, seguridad operacional y sostenibilidad.

Los resultados técnicos serán integrados a estrategias públicas en materia energética, en un contexto en el que la adaptación climática ya no es opcional, sino necesaria, según concluyeron los técnicos.

Fuente: RCC