Estos pastizales ya son ineficientes como alimento para el ganado, por lo que algunos de ellos pueden (y deben) utilizarse para plantaciones con el fin de duplicar la producción de biocombustibles para 2050. Así lo indica una investigación publicada hoy.
"Ya tenemos una gran superficie de pastizales degradados, y no se trata de utilizarla toda para biocombustibles", explica el ingeniero Felipe Barcellos e Silva, autor del estudio e investigador del IEMA (Instituto de Energía y Medio Ambiente). "Una parte debe restaurarse mediante la reforestación, mientras que el resto debe mantenerse como pastizales, ya que la producción de carne de vacuno continuará, pero con pasturas de alto vigor. Y, por supuesto, una parte también debe utilizarse para la producción de alimentos".
En cifras: en una superficie de 25 a 30 millones de hectáreas, existe el potencial de producir hasta 221 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Mtep) para 2050. Esto supone más del doble de la producción actual de biocombustibles, de 112 Mtep. Según el estudio "Biocombustibles en Brasil: Alineando la Transición Energética y el Uso del Suelo para un País Carbono Negativo", este crecimiento en la producción y el consumo de este tipo de fuente de energía puede lograrse sin mayor deforestación y garantizando los derechos humanos y el respeto a las personas y las comunidades.
Para lograr el resultado más ecológico posible, según el estudio, es necesario invertir en cultivos de mayor rendimiento, como la macaúba, y en el desarrollo de nuevas tecnologías, tanto para mejorar el rendimiento del combustible como para garantizar que los vehículos sean más capaces de utilizar biocombustibles. Además, la investigación destaca la importancia de contar con políticas para monitorear y regular el uso del suelo, de modo que la expansión de los biocombustibles no provoque deforestación ni menoscabo de áreas protegidas, como unidades de conservación, quilombos o tierras indígenas.
Macauba, un coco eficiente
"La combinación de diferentes fuentes de energía también es importante para la seguridad energética del país, para que no dependa de una sola fuente", añade Silva. "Y también para algunos usos, como el transporte, con camiones pesados que recorren largas distancias —algo bastante común en Brasil—, es difícil reemplazar completamente todos estos vehículos por vehículos eléctricos. Por lo tanto, los biocombustibles serán cada vez más importantes". Silva señala que actualmente, la gasolina y el diésel en las gasolineras ya contienen un porcentaje de biocombustibles: alrededor del 15 % de etanol en la gasolina y el 15 % de biodiésel en el diésel.
La palma de macauba crece en una palmera que crece en casi todo el país y es altamente eficiente para la producción de aceite. Mientras que el cultivo de macauba puede producir 4.000 kg de aceite por hectárea sembrada, el cultivo de soja produce alrededor de 400 kg por hectárea, según datos de Embrapa. Esta alta eficiencia, que permite una mayor producción en una superficie menor, convierte a la macauba en una alternativa popular como materia prima para biocombustibles. El estudio indica que es posible ampliar la producción de materia prima dentro del límite recomendado, siempre que la producción de biodiésel, diésel verde y combustible de aviación sostenible (SAF) no se centre exclusivamente en el cultivo de soja.
Uno de los escenarios analizados por el estudio, "Business as Usual (BAU) 2050" (Negocios como se hacen actualmente, sin cambios), mantiene la tendencia actual del mercado hasta 2050, pronosticando que el 100 % del biodiésel, diésel verde y SAF se producirá a partir de aceite de soja, el 20 % del etanol a partir de maíz y el 80 % a partir de etanol de caña de azúcar. El cálculo no cuadra, y se requerirían 97 millones de hectáreas adicionales, superando con creces la superficie disponible de tierras degradadas.
En sus conclusiones, el estudio refuerza que «es inviable que la soja siga siendo el cultivo estrella para la producción de aceite vegetal, dada su menor productividad de aceite por hectárea. Si bien existe potencial para agregar valor a la producción de soja mediante la exportación de la harina y el uso del aceite a nivel nacional para la producción de biocombustibles, solo será posible satisfacer la demanda futura de bioenergía sin mayor deforestación si se consideran diferentes cultivos con mayor productividad».
En el estudio, más de la mitad de las áreas a utilizar se concentran en cinco estados: Minas Gerais, con 10,6 millones de hectáreas y el 19% de la superficie; Mato Grosso, con 7 millones de hectáreas y el 12,6%; Bahía, con 6,9 millones de hectáreas y el 12,4%; Mato Grosso do Sul, con 5,6 millones de hectáreas y el 10,1%; y Goiás, con 5,5 millones de hectáreas y el 9,9 %.
Cómo se realizó el estudio
Para llegar a estas estimaciones, el equipo del IEMA y el Grupo de Trabajo de Clima y Energía del Observatorio del Clima evaluaron el uso del suelo para aumentar la producción de caña de azúcar, macauba, maíz y
Fuente: UOL
