El Gobierno impulsa la política energética desde 2021 que hasta ahora cuenta con 254 usuarios y genera 4,6MW. El subsidio al gas y la crisis, frenan las inversiones
La generación distribuida (GD) es la producción de energía eléctrica a pequeña escala, generalmente por debajo de 1.000 kW, cerca de los puntos de consumo. Generalmente, utiliza fuentes renovables como la energía solar o eólica instaladas en hogares, empresas o comunidades, lo que permite a los usuarios producir parte o la totalidad de la energía necesaria. En marzo de 2021 y en junio de 2024, el gobierno promulgó los decretos supremos 4477 y 5167, respectivamente, con el objetivo de establecer las condiciones para la implementación de la GD y reducir la dependencia de las centrales térmicas, ahorrar gas para la exportación y retribuir a los consumidores el costo de la factura eléctrica por inyectar energía a la red.

A pesar del buen propósito medioambiental y de presentar oportunidades para empresas y hogares, la GD aún no cumple sus objetivos en Bolivia, a decir de la Cámara Boliviana de Electricidad (CBE) y expertos del sector. Para Jorge Choque, vicepresidente de la CBE, esta política energética no ha tenido el desarrollo esperado, por cuanto existen aún muchas barreras para que los usuarios puedan realizar inversiones en sistemas de producción de electricidad con fuentes renovables.“Entre las barreras existentes están, por nombrar algunas, las tarifas subvencionadas de electricidad al consumidor final porque se genera con gas natural subvencionado, el esquema de compensación que ocasiona que todo el peso recaiga en las espaldas de las empresas de distribución, los elevados costos de inversión de los sistemas de generación, la situación económica del país, el tipo de cambio del dólar y la falta de acceso al financiamiento”, remarcó.En ese sentido —agregó Choque— cuando las tarifas de electricidad son subvencionadas, la motivación para la iniciativa privada de instalar sistemas de generación distribuida es mínima y quien lo hace lo ejecuta más por razones medioambientales. “Sin embargo, en algunas categorías de consumo puede resultar económicamente atractivo la instalación de sistemas fotovoltaicos, pero la situación económica del país, de alguna manera, inhibe esta iniciativa”, consideró. Sin embargo, para el ejecutivo “las oportunidades están presentes porque existe oferta de equipos en el país, solo que los montos de inversión son elevados y la factura por el servicio eléctrico mensual no es tan significativa en la estructura de costos de una familia, situación que, de alguna manera, frena la penetración de este tipo de equipos”.Por su parte, el analista en materia eléctrica, Sergio Arnez, los resultados de la política de GD hasta ahora no son palpables, ya que existen alrededor de 15 megavatios (MW) de potencia instalada en el Sistema Interconectado Nacional (SIN), frente a una demanda de 1.700MW, es decir menos de 1%. “Sin embargo, ya es un avance visible.

Fuente: El Deber

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