Un año después de los apagones que llegaron a extenderse hasta 14 horas, Ecuador se prepara para enfrentar un nuevo período de estiaje en mejores condiciones, aparentemente, mejores. El Gobierno asegura que los embalses cuentan con más agua gracias a las lluvias, que el país importa energía desde Colombia y que se ha reforzado la capacidad térmica con nuevas plantas. Sin embargo, tres expertos consultados en POLÍTICAMENTE CORRECTO coinciden en que la crisis eléctrica todavía no está superada. Gabriel Salazar, investigador y catedrático de la Escuela Politécnica Nacional, recuerda que en julio de 2024 los caudales hidroeléctricos de Mazar apenas alcanzaban los 10 metros cúbicos por segundo, pero hoy superan los 300. Además, el embalse está 40 metros por encima de lo registrado hace un año.
“Por estas cifras, la probabilidad de apagones es muy baja, pero nunca cero. El estiaje ya comenzó y los caudales empiezan a disminuir, aunque todavía en niveles estables”, añadió el ingeniero eléctrico.
Pese a los indicadores positivos, Salazar sostiene que Ecuador atraviesa una crisis de dos años en el sector eléctrico. Entre varias razones, porque el país aún depende de energía importada y no se ha aprobado una nueva ley eléctrica que facilite la incorporación de fuentes renovables como la fotovoltaica o la geotérmica.
“Faltan muchas decisiones como cambiar la Ley Eléctrica, reformar el marco institucional, designar autoridades capacitadas, reducir la corrupción en empresas públicas y atraer inversión privada. Todo eso sigue pendiente”, afirma. Paulina Pazmiño, presidenta del Colegio de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Pichincha (CIEEPI), explica que Ecuador necesita al menos 5 000 MW diarios para funcionar con normalidad. Lo preocupante, es que hoy, el 86 % de esa demanda se cubre con hidroelectricidad, lo que hace que el sistema dependa casi totalmente del clima.
“Nuestra generación eléctrica es un dilema porque siempre depende de factores externos, como las lluvias o el buen clima, algo que no podemos controlar”, señala. Otro factor que explica que la crisis eléctrica no se ha superado, según Pazmiño, son las llamadas pérdidas negras; es decir, el robo clandestino de energía, que actualmente supera el 15% de toda la generación nacional.
“Y una situación adicional. Coca Codo Sinclair, la hidroeléctrica más grande del país, nunca llega a producir los 1 500 MW y cada día está más comprometida por la erosión del río Coca. El Gobierno ha realizado mantenimiento, sí, pero ninguno de largo plazo”, advierte Paulina Pazmiño. El Gobierno asegura haber sumado 1 502 MW extras, pero persisten dudas Según la planificación del Operador Nacional de Energía y del Ministerio de Energía, para 2025 se requerían 975 MW adicionales de generación. Además, entre 2024 y 2025, el Gobierno asegura que se han sumado nuevos 1 502 MW a la red. No obstante, según el analista energético Darío Dávalos, hasta ahora solo se han asegurado unos 150 MW hasta septiembre.
Dávalos explica que aún faltan los 241 MW perdidos por conflictos en los contratos con Progen y Austral ATM, lo que representa el 15 % de lo planificado por el Gobierno. “Además, el Gobierno declaró desierta otra la contratación de 260 MW que debían cubrirse este año. Esos megavatios son urgentes y deberían asegurarse en un máximo de 40 días, porque ese es el tiempo que puede sostener la generación la represa de Mazar”, advierte Dávalos.
Solo el 1 % de la energía en Ecuador proviene de fuentes renovables Según datos en tiempo real del Operador Nacional de Energía (CENACE), el 82 % de la generación eléctrica proviene de plantas hidroeléctricas como Coca Codo Sinclair, Paute, Sopladora y otras. El 15 % de plantas térmicas. El 2 % de importaciones, principalmente desde Colombia. Pero apenas un 1 % de energía renovable. Gabriel Salazar señala en que es “vergonzoso” que Ecuador genere tan poca energía renovable y dependa de combustibles fósiles o de importaciones. “A Ecuador nunca le falta sol y estamos rodeados de volcanes. Hay que aprovechar la energía fotovoltaica y geotérmica para depender menos de la importación y de los altos costos que supone prender las termoeléctricas”, señala.
Frente a este panorama, los tres expertos coinciden en que es urgente priorizar la matriz energética regenerativa. Por ello, Paulina Pazmiño propone que los edificios con terrazas podrían generar hasta 100 MW con paneles solares. Además, asegura que la basura de Quito, que representa unas 19 mil toneladas, podría transformarse en 240 MW mediante procesos científicos. “Aumentar la generación renovable en Ecuador tomaría menos de tres años”, concluyó.
Fuente: Ecuavisa