Uno de los obstáculos para el anuncio del programa gubernamental Gas para Todos se superó esta semana, según Estadão/Broadcast, cuando las distribuidoras acordaron vender gas licuado de petróleo (GLP) a precio mayorista, en lugar de al por menor, como pretendían.
Según personas familiarizadas con el asunto, se espera que el programa se anuncie en agosto y será ligeramente menor de lo previsto inicialmente. Anteriormente, 20,5 millones de familias recibían seis cargas de GLP al año, equivalentes a 120 millones de cargas. Ahora, la previsión es que se incluyan 68,5 millones de cargas en el programa. Solo las familias de dos o más personas recibirán el beneficio.
Una familia de dos personas recibirá, al año, una carga equivalente a tres cilindros de 13 kilogramos; una familia de tres personas, cuatro; y una familia de cuatro o más personas, seis. Cada bombona de gas dura, en promedio, dos meses para una familia de cuatro personas. Otro impasse persiste: la exigencia de que las distribuidoras aumenten la cantidad de bombonas de gas disponibles. Cada bombona de 13 kilogramos cuesta R$200, lo que requeriría inversiones significativas por parte de las distribuidoras.
Según personas familiarizadas con el asunto, la entrada de Petrobras en el mercado de distribución de GLP obstaculizó el lanzamiento del programa, una medida vista con cautela por la industria después de que la presidenta de la compañía, Magda Chambriard, atribuyera el regreso al segmento a un aumento en los márgenes de la compañía, que, según ella, crecieron un 188% entre 2020 y 2023. Petrobras operaba en el mercado de gas para cocinar a través de Liquigás, que fue vendida en 2020, durante el gobierno de Jair Bolsonaro, por R$4 mil millones a un consorcio formado por Copagaz, Itaúsa y Nacional Gás.
Según operadores del sector, con la salida de la estatal del mercado el GLP se volvió más competitivo, pero advierten que la rentabilidad no es eterna y que los accionistas de la estatal pueden acabar siendo castigados.
Fuente: Estadão Conteúdo