En este contexto; el Lote 58, cuyo contrato de licencia fue firmado hace dos décadas, podría convertirse en el primer lote de la zona de influencia de Camisea en entrar en fase de explotación tras más de diez años, si se concreta su desarrollo por parte de la empresa China National Petroleum Corporation (CNPC). Este escenario refleja los grandes retos técnicos y regulatorios que enfrenta el sector hidrocarburos para llevar adelante proyectos desde la etapa de exploración hasta su ejecución.
Reactivación con enfoque optimizado El impulso reciente del Lote 58 responde al replanteamiento de su alcance. El plan original contemplaba una inversión de más de US$ 4,400 millones, distribuida en cuatro campos de desarrollo y una planta de procesamiento exclusiva. Actualmente, la inversión se reduce a cerca de US$ 500 millones para una Fase 1 centrada únicamente en el Campo Urubamba. Esta decisión permite aprovechar la infraestructura existente, como la Planta Malvinas operada por Pluspetrol, optimizando así costos y tiempos. Se proyecta que la construcción demore un año y medio, mientras que la operación se extendería por dos décadas.
El Lote 58 podría modificar de forma significativa el balance de reservas del país. De acuerdo con el Ministerio de Energía y Minas, sus 3.6 trillones de pies cúbicos (TCF) de recursos contingentes podrían convertirse en reservas probadas. Este salto representaría un aumento de 37% en las reservas de gas natural de Camisea, consolidando el suministro hacia los mercados nacionales y regionales.
Producción con fuerte efecto en el PBI Aunque aún no se publica el plan detallado de producción de la Fase 1, se estima que empezará con 60 millones de pies cúbicos diarios (MMPCD) de gas húmedo y alcanzará un máximo de 260 MMPCD. La Fase 2 permitiría aumentar la producción hasta 360 MMPCD. Solo la primera etapa aportaría en promedio el 14% de la producción fiscalizada de gas natural del 2024. En cuanto a líquidos de gas natural, se proyecta un crecimiento del 17% durante la vida útil del proyecto.
El impacto en la economía regional también sería significativo: se espera que durante los primeros cinco años, el proyecto represente más de S/2,600 millones para el PBI de Cusco, equivalentes al 11% de su economía anual. Proyección fiscal y generación de empleo En materia fiscal, el Ministerio de Economía y Finanzas estima que el proyecto generaría más de S/2,000 millones en regalías. A ello se sumarían los ingresos por Impuesto a la Renta, de los cuales el 50% se traducirá en canon para Cusco y sus jurisdicciones.
Durante la etapa de construcción, se prevé la creación de más de 900 empleos directos. Sumando los trabajos indirectos e inducidos, el impacto laboral alcanzaría unos 4,300 puestos, con efecto dinamizador en sectores como transporte, hospedaje, alimentación y mantenimiento especializado.
Fuente: Minart