La producción nacional de hidrocarburos marca un hito histórico. Sin embargo, la demanda eléctrica crece más rápido que la capacidad instalada y la red de transporte sigue atrasada.
Argentina rompe récords en petróleo y gas, pero la red eléctrica y el transporte acechan con cuellos de botella. En junio, la producción de petróleo en Argentina alcanzó los 785.000 barriles por día, la cifra más alta desde 2003, impulsada principalmente por la expansión en la Cuenca Neuquina y el auge del shale oil, que creció 27,5% interanual, según el análisis de la consultora Economía & Energía.

La producción total de gas natural también registró un récord, con 158,8 millones de metros cúbicos diarios, aunque la expansión en Neuquén fue moderada debido al declive en pozos convencionales y tight gas.

Este crecimiento permitió que el sector energético lograra un superávit comercial de U$S 739 millones en junio, revirtiendo un déficit de U$S 160 millones en el mismo mes del año anterior. En el acumulado del primer semestre, el superávit alcanzó U$S 3.760 millones , un salto del 36% respecto a 2024, impulsado principalmente por un aumento del 25% en las exportaciones de petróleo.

Demanda eléctrica: una bomba de tiempo

Mientras la producción de combustibles crece a paso firme, la demanda de energía eléctrica acelera a un ritmo preocupante: el pico de consumo creció 26% en la última década, llegando a un récord histórico de 30.257 MW en el verano de 2025.

Sin embargo, la potencia instalada de generación apenas creció 0,4% anual desde 2021, generando un preocupante estrechamiento de los márgenes de reserva.

Esta brecha entre oferta y demanda podría derivar en restricciones en el suministro eléctrico en los próximos años, especialmente en momentos de picos de consumo. Para hacer frente a esta problemática, el Gobierno nacional lanzó el programa "Almacenamiento ALMA-GBA", que ya convocó a 15 empresas con 27 proyectos para instalar hasta 1.347 MW en sistemas de almacenamiento en la región metropolitana, buscando asegurar la estabilidad energética.

Transporte y redes eléctricas: el cuello de botella

Según la consultora que dirige Nicolás Arceo, entre 2004 y 2014, se avanzó significativamente en la expansión de líneas de alta tensión y redes de distribución, con más de 11.000 km añadidos, enfocándose en regiones como el NOA y la Patagonia.

Pero en la última década el ritmo se frenó notablemente.

Para revertir esta situación, el Gobierno declaró prioritarias 16 obras de ampliación en el sistema de transporte eléctrico, que suman más de 5.600 km de líneas nuevas y una inversión superior a los US$ 6.600 millones del sector privado.

Estas obras son fundamentales para descomprimir cuellos de botella y garantizar la competitividad del sistema, especialmente en regiones productoras como Neuquén y Mendoza.

Pese al auge de Vaca Muerta y la mayor disponibilidad de gas a precios competitivos, el costo monómico de generación eléctrica se mantuvo estable en 74,5 U$S/MWh durante 2024, igual que en años anteriores. Este estancamiento se debe principalmente al aumento en los costos de transporte y remuneración de la generación, que contrarrestan los beneficios de la mayor oferta de gas.

Claves para el segundo semestre

El informe destaca que, pese a los logros del primer semestre, Argentina debe acelerar la inversión en infraestructura, especialmente en almacenamiento y transporte eléctrico, para evitar limitaciones que puedan frenar el crecimiento.

Además, fortalecer la competitividad del sector hidrocarburífero con Vaca Muerta como epicentro es fundamental para sostener la exportación y asegurar la transición hacia una matriz energética más robusta y flexible.

"El segundo semestre de 2025 se presenta así como un período decisivo para consolidar los avances, impulsar la inserción internacional y evitar que el sistema eléctrico se convierta en un cuello de botella para la economía nacional", concluye el informe.

Fuente: El Economista