Recuerda que bajo el modelo actual, Paraguay suministra al Brasil la energía que no consume. “Dado que solo utiliza alrededor del 5% de su total, el país aporta el 45% de la energía que genera. Brasil utiliza este excedente para satisfacer la demanda del mercado regulado”, añade. Lea más: Sostiene que Paraguay busca vender su energía directamente al mercado libre para obtener el mayor valor posible. Y que Brasil, por otro lado, busca mantener la energía más barata, según explica Tomaz Espósito, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Grande Dourados (UFGD).
Cuenta que G1 buscó contactar con la asesoría de prensa de Itaipú Binacional, con del director general brasileño, Enio Verri, y con funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores para comentar la marcha de las negociaciones, pero que ninguno de ellos quiso hacer comentarios Lea más: “Según el profesor Espósito, las reuniones son confidenciales y se celebran a puerta cerrada, sin la participación del parlamento. Afirma que, según especulaciones de expertos, se espera que se alcance un nuevo acuerdo para agosto”, apuntó. Dejar de ceder para vender “Con la renegociación del Anexo C, Paraguay ya no podrá estar obligado a vender a Brasil, a precio de costo, la energía que no consume de la planta de Itaipú. Para Brasil, esto podría significar cambios en los precios y en la distribución de la energía hidroeléctrica”, indica la publicación.
Actualmente, la energía de Itaipú abastece al llamado mercado cautivo, que incluye a consumidores residenciales y pequeñas empresas. “Es importante que esta energía limpia y económica llegue a la industria, lo que genera empleos e ingresos. La mayor parte del mercado libre es actualmente inaccesible. Solo el 0,01% de los consumidores tiene acceso”, afirma Rodrigo Ferreira, presidente de Abraceel. Según el presidente de Abraceel, la entrada de Itaipú al mercado libre requeriría una reevaluación de costos. “Para ser competitiva, la planta necesitaría reducir sus costos y enfocarse en la eficiencia de generación”, afirma. El profesor Tomaz Espósito expone tres posibles escenarios para el nuevo acuerdo, en el cual una es una nueva tarifa equilibrada, con un valor de alrededor de US$ 15 por megavatio/hora, que podría reducir los costos de generación, pero no impactaría directamente en la factura eléctrica debido a transferencias indirectas
“La tendencia es que las tarifas se mantengan equilibradas durante los próximos tres años, con un posible aumento en el futuro”, afirma el investigador. “Si se elimina la obligación de transferir energía, el precio de la energía bajará, ya que tendrá que competir en el mercado”. También entrevistó al profesor paraguayo Aníbal Orué Pozzo, de la Universidad Federal para la Integración Latinoamericana (UNILA), quien sostuvo que lo que está en juego es la soberanía energética de Paraguay. “Aunque el tratado prevé igualdad, los países son muy diferentes. Brasil es continental, Paraguay es más pequeño que Paraná. Necesitamos superar esta asimetría”, afirma. Pozzo critica la cantidad que paga Brasil por el excedente de energía. “Mientras que el mercado internacional paga alrededor de US$ 108 por megavatio/hora, Paraguay recibe solo US$ 41. Esto genera una diferencia de casi US$ 3.000 millones al año. Hoy, el país recibe solo US$ 360 millones”.
Para añadir más discordia, Estados Unidos manifestó interés en la energía paraguaya para su uso en centros de procesamiento de datos e Inteligencia Artificial (IA). El 21 de mayo, el secretario de Estado, Marco Rubio, incluso declaró su apoyo a las inversiones estadounidenses con acceso directo a la energía de Itaipú. “Ahora Paraguay usa este apoyo como un as en la manga para negociar mejores condiciones. Pero la energía no es un producto cualquiera, no se puede almacenar y requiere regulación. El país necesita reflexionar sobre las cosas”, advierte Espósito en la publicación del vecino país.
Fuente: ABC