En los últimos años, Uruguay ha avanzado de manera significativa en la adopción de vehículos eléctricos, perfilándose como uno de los países más activos de América Latina en este campo. Sin embargo, el crecimiento de este parque automotor ha traído consigo nuevos desafíos, siendo el principal la necesidad urgente de ampliar la red nacional de puntos de carga.
Actualmente, el país cuenta con aproximadamente 360 cargadores distribuidos a lo largo de su territorio, pero esta cifra resulta insuficiente para cubrir la creciente demanda. Así lo advierte Matías Rolando, Head of Projects and Operations de la empresa uruguaya EVE MOVE, dedicada a soluciones de electromovilidad.

“Hoy cualquier punto de carga disponible en Uruguay genera alta demanda”, asegura Rolando en diálogo con Mobility Portal Latinoamérica. La frase resume una situación clara: el país necesita con urgencia más infraestructura eléctrica para sostener un ecosistema de movilidad que crece cada día más. Del impulso estatal al ingreso de actores privados El primer gran paso en la construcción de esta red fue dado por la estatal UTE, que lideró la instalación de puntos de carga en todo el país. Esta fase inicial fue esencial para sentar las bases del sistema y, sobre todo, para generar confianza en los consumidores.

“Ese arranque fue muy importante para que se genere mercado y los usuarios comiencen a considerar la compra de un vehículo eléctrico, sabiendo que se puede circular por todo el país”, explica Rolando. Con la infraestructura básica ya implementada, el ecosistema comenzó a abrirse a nuevos jugadores. Es allí donde entran empresas como EVE MOVE, que no solo instalan cargadores, sino que también los gestionan. “Tenemos partners que hacen la instalación y nosotros nos encargamos de la gestión para que puedan vender energía al cliente final”, destaca.

Aunque los 360 puntos de carga existentes han sido un avance, para Rolando resultan insuficientes ante el aumento sostenido de vehículos eléctricos en las calles. “Si se cuentan cargadores de corriente alterna y continua, no alcanzan hoy”, advierte. Esta escasez abre un abanico de oportunidades de negocio, particularmente en zonas donde se concentra la demanda, como centros comerciales, estacionamientos privados y puntos estratégicos en la vía pública. “Cualquier cargador disponible hoy, sin importar su esquema de instalación, tiende a registrar un nivel elevado de ocupación”, subraya.

Ante este panorama, EVE MOVE apuesta por una estrategia de gestión inteligente que no solo implica expandir la cantidad de puntos, sino también optimizar su rendimiento y experiencia de uso. Barreras económicas y burocráticas Sin embargo, la expansión de esta red no está exenta de obstáculos. Uno de los principales es el alto costo de instalación, especialmente para infraestructura de carga rápida o ultra rápida. “Llevar potencia al sitio elegido es caro y muchas veces hay que pagarlo casi todo junto. Sería positivo contar con mejores condiciones de financiamiento”, plantea el ejecutivo.

Otro desafío clave es el entramado burocrático. Los permisos y procesos necesarios para instalar nuevos puntos pueden tomar meses, lo que ralentiza significativamente el crecimiento de la red. Desde EVE MOVE consideran que una mejora en los tiempos administrativos sería crucial para avanzar con mayor agilidad. Interoperabilidad: un objetivo clave Uno de los ejes más importantes en la visión estratégica de EVE MOVE es la interoperabilidad. Para la empresa, el futuro pasa por un sistema nacional unificado, donde cualquier usuario pueda acceder a todos los cargadores públicos mediante una única aplicación, sin necesidad de utilizar múltiples plataformas.

“Queremos un hub nacional en el que cualquier usuario pueda operar cargadores públicos sin necesidad de múltiples plataformas. Es un servicio crítico: si la persona llega y no puede cargar, se frustra”, afirma Rolando. Este enfoque no solo busca mejorar la experiencia del usuario, sino también impulsar un ecosistema más eficiente, interoperable y sostenible.

Otro obstáculo técnico es la falta de estandarización en los conectores de carga. En Uruguay conviven actualmente dos estándares principales: el europeo Combo 2 (CCS2) y el chino GB/T. Este último aún está presente debido a la importación de vehículos de origen asiático que no han sido adaptados a las normas europeas. “El problema no es tan grande en cargadores de alterna, porque los adaptadores son baratos y fáciles de usar. Pero en los de continua, de alta potencia, el adaptador puede costar entre 1.800 y 2.000 dólares y ya tiene peso, tamaño y un costo relevante”, explica el especialista.

No obstante, hay signos alentadores. Modelos como el BYD New E2 y el Seagull, ambos populares en Uruguay, ya se comercializan con conectores CCS2 desde China, lo que marca un paso hacia la homogeneización tecnológica del parque vehicular.

Uno de los enfoques más innovadores de EVE MOVE es su propuesta de repensar la ubicación de los cargadores. La empresa defiende que no siempre es necesario que haya un supermercado, shopping o punto de atracción cercano. En cambio, propone considerar al cargador como un generador autónomo de flujo, similar a una estación de servicio.

Un ejemplo de esta visión es la electrolinera de Leguizamón, en Montevideo, donde EVE MOVE instaló cargadores de alta potencia de Huawei, a pesar de que en las cercanías no hay ningún punto de interés masivo. “Hoy ese lugar tiene un montón de flujo y transacciones”, afirma Rolando. La estación cuenta actualmente con dos cargadores de hasta 480 kilowatts —una cifra inédita en la región—, y se prevé sumar cinco más, de 250 kilowatts cada uno. Una vez finalizado, el proyecto contará con 12 puntos de carga de alta velocidad, convirtiéndose en una referencia regional.

“Esta es la primera electrolinera de Huawei de alta potencia fuera de China. Ahora tenemos el know-how para este tipo de infraestructuras”, celebra Rolando. El caso uruguayo muestra cómo un país con dimensiones reducidas pero con una visión clara puede liderar el camino hacia la movilidad sostenible. Si bien el desafío de la infraestructura es significativo, la voluntad de empresas como EVE MOVE, combinada con políticas públicas adecuadas y un mercado en crecimiento, puede convertir a Uruguay en un modelo regional.

La interoperabilidad, la estandarización de tecnologías, el financiamiento accesible y una visión estratégica de ubicación serán claves para consolidar este proceso. Lo que hoy es una red incipiente, puede transformarse rápidamente en una infraestructura robusta, capaz de sostener el futuro eléctrico que se avecina.

Fuente: America Retail