La industria petrolera ecuatoriana lleva 10 años de caída y falta de inversión. La caída de la producción petrolera y el fracaso en atraer inversiones ya ha tenido consecuencias: más impuestos para los ecuatorianos. Desde 2014, de la mano del declive petrolero, se han implementado 19 reformas tributarias y subidas de impuestos.
Los ecuatorianos ya pagan las consecuencias de la caída en la producción de petróleo: más impuestos y menos ingresos para el país. La realidad es simple: si el petróleo deja de financiar al Estado, lo hará el bolsillo ciudadano. Así, por ejemplo, el alza del IVA en tres puntos, del 12% al 15% en 2024, se debió al cierre progresivo del ITT. Durante el primer trimestre de 2025, Ecuador exportó solo 343.000 barriles diarios (bpd) de crudo y derivados, un 11% menos que en el mismo período de 2024. Al mismo tiempo, las importaciones de combustibles subieron a 194.000 bpd, un incremento del 21%. Eso dejó al país con exportaciones netas de apenas 148.000 bpd, una caída del 34% respecto al año anterior.

Ese deterioro no es nuevo ni accidental. En 2006, las exportaciones netas eran de 404.000 bpd, casi el triple que hoy. Desde entonces, la falta de inversión y decisiones estratégicas erráticas han erosionado sistemáticamente la capacidad del país de sostener su economía con petróleo. “Actualmente, el petróleo solo representa 4 centavos de cada dólar de ingresos en el presupuesto estatal. Ante el déficit fiscal, los atrasos y los crecientes gastos, los políticos recurren a más impuestos para financiar al Estado frente al escenario de menores ingresos petroleros”, explicó Andrés Rodríguez.

Desde 2014, cuando inició el declive petrolero, debido a falta de inversión para más producción y exploración, se aplicaron 19 reformas tributarias y las subidas de impuestos: 12 cambios tributarios e impositivos en el último periodo del régimen de Rafael Correa, 3 reformas y cambios tributarios grandes en el Gobierno de Lenín Moreno, 2 reformas y cambios tributarios en el Gobierno de Guillermo Lasso y 2 reformas y cambios tributarios grandes en el Gobierno de Daniel Noboa (sin toma en cuenta otros menores). La relación es clara: a medida que la producción petrolera disminuye, el Estado ecuatoriano ha recurrido con mayor frecuencia a aumentar o crear nuevos impuestos (entre permanentes y temporales) para financiar el gasto público.

Los grandes anuncios no se concretan en inversiones petroleras en Ecuador Mientras la crisis petrolera se ahonda, los anuncios de inversión siguen quedando en el papel. El Gobierno de Noboa presentó hace meses un plan para captar $41.000 millones en el sector petrolero y aumentar la producción a 580.000 bpd en 2025 y 600.000 en 2026. Sin embargo, no se ha concretado ni una sola licitación. El 25 de abril de 2025, el Ministerio de Energía y Minas anunció que “próximamente” se darán a conocer los lineamientos de los procesos para los bloques Intracampos, campos menores con bajo potencial.

Los casos más exitosos en esa categoría producen entre 2.000 y 3.000 bpd, cifras que no compensan la pérdida de producción en los campos condenados por la Corte Constitucional como el ITT, que aportaban 57.000 bpd y proyectaban llegar a 100.000. El Gobierno también prometió licitar los bloques antes operados por Repsol y reactivar el Campo Amistad, en el Golfo de Guayaquil, con una inversión estimada de $1.200 millones. Pero al llegar mayo, la decisión fue encomendar a Petroecuador —sin recursos asignados— el incremento de producción de Amistad, lo que deja en duda si siquiera habrá una licitación.

El petróleo ya no lidera el comercio exterior y eso lo pagan los ciudadanos Mientras el país importa más combustibles, pierde divisas y reduce su margen de maniobra fiscal, el petróleo ya no lidera el comercio exterior: en el primer trimestre de 2025, las exportaciones netas de crudo y derivados generaron apenas $516 millones, siendo superadas por las de camarón, banano, cacao y metales. Esta caída de ingresos tiene una sola salida si no se revierte el rumbo: seguir subiendo impuestos. Ya ocurrió con el IVA, podría ocurrir con nuevos tributos si no se reactiva la producción nacional. El plan petrolero del Gobierno de Noboa, como el de su antecesor Lasso, corre el riesgo de quedar en anuncios vacíos si no se toma acción inmediata.

“Es importante atraer inversiones para levantar la industria petrolera. Para esto se necesita una adecuada planificación, recursos, equipo técnico que se preocupe de toda la cadena de valor. Certificar nuevas reservas, utilizar tecnología para recuperación mejorada, entre otras”, apuntó Oswaldo Erazo, secretario ejecutivo de la Cámara Nacional de Distribuidores de Derivados del Petróleo (Camddepe).

Además, como analizó LA HORA, el Gobierno debe poner atención en todos los nudos críticos, debido a mandos medios ineficientes y tramitología sin sentido, que impiden concretar las inversiones que necesita el país. (JS)

Cifras sobre la crisis petrolera de Ecuador Producción en declive desde 2014: El pico histórico de producción se dio en 2014 con 561.000 barriles diarios. Desde entonces, la producción ha disminuido de forma sostenida. Riesgo de convertirse en importador neto: Ecuador podría dejar de ser exportador neto entre 2027 y 2029, dependiendo de factores como precios internacionales y demanda interna.

Producción anual estancada: La producción anual (millones de barriles) ha pasado de 193,8 millones de barriles en 2019, 175,4 millones de barriles en 2020, 173,5 millones de barriles en 2023 y 174 millones de barriles en 2024. Exportaciones de crudo en retroceso: Las exportaciones de crudo han pasado de 139,8 millones de barriles en 2019, 115 millones en 2023 y 126,3 millones (leve recuperación) en 2024.

Lejos de las metas de hasta 600.000 barriles diarios de producción de crudo: Al 15 de mayo de 2025, la producción nacional llegó a 466.975 barriles diarios, entre Petroecuador y las compañías privadas. Esto representa una caída del 4,17 % (casi 20.000 barriles diarios menos), en comparación con 2024.

Fuente: La Hora