Más del 98 por ciento de los vehículos de Bolivia consumen combustibles fósiles subvencionados que en el mercado internacional por lo menos duplican el precio de expendio en estaciones de servicio, o sea, se compra diésel y gasolina caros del extranjero para vender muy barato en el mercado interno, lo que es aprovechado por inescrupulosos contrabandistas que con mínimo esfuerzo duplican sus ingresos en muy poco tiempo a costa del sangrado de los recursos del Estado.
Cada día que pasa aumenta el parque automotor de combustibles fósiles lo que significa que también crecerá el volumen de combustible importado que se necesita, lo que es un problema aún mayor para el Estado porque las importaciones son realizadas en dólares y esa moneda es cada día más cara y más escasa en el país debido a que la exportación de gas natural a la Argentina concluyó y la venta de ese energético al Brasil está en acelerada declinación a la par de los agonizantes campos hidrocarburíferos.
Fuente: El Diario
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