Un informe no publicado ve un gran potencial para la aplicación del hidrógeno en las industrias sostenibles del acero y el combustible de aviación
Estudio elaborado por la Cooperación Brasil-Alemania para el Desarrollo Sostenible (GIZ), en colaboración con el Ministerio de Minas y Energía (MME), revela que la transición al hidrógeno verde en Brasil tiene el potencial de aumentar el Producto Interno Bruto (PIB) en 61.500 millones de reales en 2050, lo que representa el 0,3% del PIB proyectado para ese año, y creará alrededor de 177.000 puestos de trabajo durante el mismo período.

El informe inédito ve un gran potencial en las industrias del combustible de aviación sostenible (SAF) y del acero, que representarían el 80% del uso de energía a mediados de siglo.

Se consideran dos escenarios, con hidrógeno verde (escenario A) y sin él (escenario de referencia), delineando proyecciones para los años 2030, 2040 y 2050.

La introducción de gas obtenido de la electrólisis con fuentes renovables es vista como una oportunidad para la neoindustrialización de Brasil.

Markus Franke, director del Programa H2Brasil de la GIZ, señala que el país tiene potencial para convertirse en líder mundial en la producción de productos derivados, como fertilizantes, acero verde y SAF.

“No es sólo un sector nuevo, porque cuando hablamos de hidrógeno verde, hablamos de muchos productos, metanol verde, fertilizantes verdes y muchos otros. Es una posibilidad para la neoindustrialización de Brasil”, dijo a la agencia Axis.

Franke también destaca que existe una gran oportunidad para el desarrollo del Nordeste del país, con impactos socioeconómicos positivos.

Para 2023, la proporción de personas que viven en la pobreza en la región se estima en aproximadamente el 47,4%, lo que corresponde a más de 27,5 millones de personas. Este valor equivale al 45% de la población en situación de pobreza en Brasil. Como la exportación directa de hidrógeno verde está rodeada de desafíos, las recomendaciones son que Brasil utilice la fuente de energía para producir acero y fertilizantes verdes, por ejemplo, y vender productos básicos con mayor valor agregado en el mercado internacional.

Franke evalúa que este modelo podría impulsar la competitividad internacional del país, además de beneficiar directamente a la agroindustria brasileña, que ya está estudiando fertilizantes sostenibles.

Adaptación de la industria

A pesar del aumento, serán necesarias altas inversiones en la industria para cambiar sus tecnologías de producción con el fin de incorporar hidrógeno a sus actividades, lo que, en un escenario amplio, podría tener un impacto negativo de R$ 3,1 mil millones en el PIB, lo que representa una caída. del 0,016%, calcula la GIZ.

Los expertos destacan que esta pérdida se compensa, sin embargo, con la creación de empleos y la mitigación de los impactos ambientales. Además, el consumo continuo de fuentes fósiles podría resultar en una contracción mucho mayor del PIB en 2050.

“Si no hacemos estas adaptaciones [adopción de hidrógeno verde] también tendríamos externalidades negativas para el clima, como vemos ahora, como lluvias en Rio Grande do Sul, sequía en el Amazonas o lluvias más intensas en el ciudad de São Paulo. Esto también tiene un costo y provocaría una contracción del PIB”, explica Luciano da Silva, consultor técnico de la GIZ.

Cabe mencionar que no se consideraron posibles sanciones para productos brasileños que no reduzcan su huella de carbono, como acero, cemento, entre otros, que estarán sujetos al mecanismo de ajuste en frontera de carbono (CBAM) de la Unión Europea, un impuesto al precio. emisiones de productos importados por el bloque.

¿Qué consideran las proyecciones de la GIZ?

Desafíos ambientales y sociales

La producción de hidrógeno verde se basa en la electrólisis, un proceso que utiliza grandes volúmenes de agua y energía renovable. Los investigadores estiman que, hasta 2050, Brasil necesitará 22 mil millones de litros de agua para los proyectos que entren en funcionamiento.

Factores como la expansión de la generación de energía solar y eólica podrían tener impactos significativos en el uso del suelo y las comunidades locales, especialmente en el Nordeste de Brasil, que tiene el mayor número de anuncios de proyectos de electrólisis.

La ocupación de áreas para la construcción de parques eólicos y solares también podría generar conflictos y restringir el acceso a sitios turísticos e impactar las actividades extractivas.

“Estos impactos refuerzan la importancia de incluir a las comunidades locales en las etapas de concesión de licencias y construcción de plantas para mitigar los impactos y aumentar la aceptación social”, dice el estudio.

“En cuanto a la implantación de plantas de producción de H2V, los datos recogidos muestran que el mayor potencial de creación de empleo se produce durante la fase de construcción de los complejos, pero esta cantidad se reduce considerablemente en la fase de operación”, añade.

Además, la investigación señala que el uso de agua reciclada y la desalinización serían alternativas para reducir el impacto ambiental de la electrólisis.

Fuente: ejes