FOZ DO IGUAÇU (PR) – Si el mundo quiere construir un mercado robusto de combustibles sostenibles para la aviación (SAF, en inglés), con capacidad de reemplazar gradualmente el queroseno fósil, necesita avanzar en la definición de un estándar internacional, afirmó en Martes (1/10) la directora de Petróleo, Gas y Biocombustibles de la Empresa de Investigación Energética (EPE), Heloísa Borges.
“Para construir un mercado, tenemos que acordar, a nivel internacional, normas. No sólo estándares de especificación. Tenemos que hablar sobre la contabilidad del carbono”.
Borges participó de un evento paralelo a la reunión ministerial del G20 Energy Transitions GT, que cumple esta semana con el desafío de lograr una declaración de ministros que indique algún acuerdo en relación a los biocombustibles.
Para el director de la EPE, la discusión de un acuerdo sobre la contabilidad del carbono debe abrir caminos para que cada país pueda, en función de sus recursos naturales y disponibilidad de materias primas, proporcionar combustibles sostenibles para el mundo.
Para cumplir el compromiso internacional de reducir las emisiones en la aviación (Corsia), el mundo necesita aumentar rápidamente el suministro de combustibles bajos en carbono, lo que requiere inversiones de 3,2 billones de dólares a nivel mundial y una carrera por materias primas que cumplan con los estándares de sostenibilidad.
Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (Iata), la participación de SAF en el mercado mundial es sólo el 3% de todos los combustibles renovables producidos.
La organización señala que todo el volumen producido hasta el momento ha sido comprado y utilizado. En 2023, el transporte aéreo desembolsó más de US$756 millones para adquirir el producto y la expectativa es que la oferta se triplique en 2024, respecto a 2023, alcanzando los 1.800 millones de litros.
Al menos 43 empresas ya se han comprometido a utilizar alrededor de 16.250 millones de litros de SAF para 2030, y periódicamente se anuncian más acuerdos.
“Es un gran esfuerzo. Tenemos que empezar ahora y lo estamos haciendo en Brasil”, comenta Borges.
Cita Combustible del Futuro, una política recientemente aprobada por el Congreso brasileño para incentivar el mercado interno, y el estudio lanzado recientemente por EPE que señala que es necesario invertir en diferentes vías tecnológicas para la producción de SAF, abriendo la gama de materias primas, con el fin de hacer viables los combustibles renovables a escala y a un coste competitivo.
la corsia
Jane Hupe, directora del programa medioambiental de la Organización de Aviación Civil Internacional (Icao), explica que Corsia –lanzada en 2020 de forma voluntaria, pero que será obligatoria en 2027– fue la primera política internacional de las SAF.
“Para ello, tuvimos que implementar todo un modelo: estos son los estándares. Si quieres cumplir, tienes que cumplir con estas normas. Cada avión que realiza vuelos internacionales tiene que informar a Icao cada año sobre sus emisiones de CO2”.
Para compensar sus emisiones dentro de la política, las aerolíneas deben pasar por un marco complejo. Esta complejidad, garantiza Hupe, es la que da fe de la sostenibilidad.
“Tenemos todo certificado por un esquema de certificación de sostenibilidad. Aprobamos estos esquemas en Icao, por lo que todo está muy bien controlado”.
Según el director, el desafío ahora es alcanzar la escala necesaria para alcanzar el cero neto en 2050. La visión de Icao es que será necesario diversificar al máximo el parque industrial, rompiendo la lógica de la refinación de fósiles, que se concentra en países productores de petróleo.
“Necesitamos las refinerías. El objetivo [de Corsia] tiene que venir acompañado de desarrollo de capacidades, financiación y el marco político adecuado”.
En el caso de la certificación, explica que Icao no define directamente qué materias primas se utilizarán, sino que deben pasar por el marco.
“Es independiente de la materia prima. Pasar o fallar. Si pasa, pasa. No desaparece, no desaparece. Lo mismo con los procesos. Tenemos 11 procesos que han sido aprobados. Y al final, cuando sale la gota, nos aseguramos de que sea sostenible”.
Según Hupe, esta “caída sostenible” debe darse en los 193 países del mundo.
“Queremos combustible producido por 193 países. Para lograrlo, estamos haciendo un gran esfuerzo para desarrollar la capacidad de SAF. Actualmente contamos con más de 20 estudios de visibilidad en países emergentes. 20 se convierten en 50. Así que es un esfuerzo enorme. Pero para nosotros SAF tiene un significado muy importante. Tiene que ser global, tiene que estar armonizado”, añade.
Fuente: ejes