Esta situación no sólo implica la pérdida de un mercado clave, sino también el inicio de una nueva etapa para Bolivia, que se convertirá en un país de tránsito para el gas argentino en su camino hacia Brasil.
Declive de la producción
Desde la firma del contrato en 2006, Bolivia fue uno de los principales proveedores de gas natural para Argentina. Sin embargo, este panorama comenzó a cambiar con la caída sostenida en la producción boliviana. En 2015, Bolivia generaba unos 62 millones de metros cúbicos diarios (MMmcd), cifra que en 2023 se redujo a menos de la mitad, alrededor de 30 MMmcd. Según Álvaro Ríos, exministro de Hidrocarburos, esta caída fue consecuencia de la falta de inversión en exploración de nuevos campos durante más de una década, lo que derivó en un agotamiento de las reservas de gas.
El fracaso en la reposición de reservas trasciende las fluctuaciones del mercado. Bolivia no logró atraer inversión privada hacia la exploración, una situación que podría haberse mitigado con una nueva Ley de Hidrocarburos. El modelo económico centrado en el rol estatal no fue suficiente para sostener la producción, y ahora el país enfrenta una crisis que no sólo afecta al gas, sino también a productos derivados como el diésel y la gasolina.
Fuente: Los Tiempos
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