La industria del gas natural, con una participación del 18,2% en el suministro eléctrico nacional, anticipa avances en la producción de gases renovables, como el biometano y el hidrógeno verde, que se integrarán a la infraestructura existente.
El gas natural es crucial para la transición energética, pues sustituye combustibles altamente contaminantes como el carbón y el diésel en la generación eléctrica, el transporte y las industrias, además de reemplazar la leña en los hogares, lo que garantiza un suministro continuo y económico de energía. Así lo destaca el presidente ejecutivo de la Asociación de Empresas de Gas Natural (AGN), Carlos Cortés, quien asegura que el Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente, estableció que el gas natural produce aproximadamente la mitad del dióxido de carbono por unidad de energía comparado con la mejor tecnología del carbón.

“La tecnología más idónea es el gas natural, más aún si se tiene en cuenta que Chile tiene más de 5 GW de capacidad instalada en base a este energético, con un suministro suficientemente diversificado que proviene de diversos orígenes”, argumenta el ejecutivo, y es que durante 2024, el gas natural se ha constituido en una importante fuente de suministro eléctrico para Chile con una participación de 18,2%, al 30 de junio, “cuota superior a la participación del carbón”.

Cortés sustenta esos resultados, explicando que “la generación a gas presenta múltiples ventajas en comparación con el carbón. Primero, su eficiencia es superior, en más del 100%. Segundo, produce menores emisiones, con una reducción del 50% en CO2 (dióxido de carbono) y una disminución aún mayor en material particulado y SOx (óxidos de azufre)”.

“Por último, complementa, la generación a gas ofrece mayor flexibilidad debido a sus mayores velocidades de arranque y menores mínimos técnicos (niveles en que las unidades pueden reducir en su entrega, sin llegar a apagarse). Esto permite a las unidades de generación a gas aumentar rápidamente la entrega si es necesario, por ejemplo, durante los peak de demanda”.

Hasta 12 TWh por año

Demián Talavera, managing director de GBU Networks Andes – Chile y Perú de Engie, empresa que opera GNL Mejillones, indica que ante la salida progresiva de las centrales a carbón y la consolidación de las energías renovables y almacenamiento, “el gas cumple un rol fundamental para acompañar la transición energética hasta la carbono neutralidad, capaz de brindar seguridad, flexibilidad y estabilidad al Sistema Eléctrico Nacional (SEN)”.

En este marco, Talavera detalla que en 2023 solicitaron a la Consultora Inodú un estudio que reveló que, en ciertos escenarios, se necesitarán en torno a los 12 TWh por año de generación eléctrica a gas natural durante la próxima década para reemplazar el carbón de manera segura, y al mismo tiempo reducir las emisiones de gas de efecto invernadero (GEI).

“Por lo mismo, creemos que debe existir una política específica para garantizar que los activos de la cadena de gas natural cumplan su función esencial durante la próxima década, como activos flexibles que participan activamente para mantener la seguridad del suministro y la estabilidad del sistema eléctrico. Por eso, sería clave para el sector que el rol del gas sea reconocido en la política energética del gobierno, como por ejemplo haciendo parte en la Hoja de ruta de Descarbonización que publicará el Ministerio de Energía en los siguientes meses”, consideró.

Talavera añadió que, por parte de Engie y el plan de descarbonización que están llevando a cabo, “en marzo de este año recibimos la autorización de la Comisión Nacional de Energía (CNE) para la reconversión de Infraestructura Energética de Mejillones (IEM) que pasará de generar energía en base a carbón a gas natural, manteniendo su potencia bruta de 377 MW. Su reconversión está programada para entrar en operación en julio de 2026”.

Cambio progresivo

El docente del Departamento de Ingeniería Química, Biotecnología y Materiales (DIQBM) de la Universidad de Chile, Felipe Díaz, explica que la mayor ventaja del GNL es su eficiencia, es decir, “por unidad energética de entrada de combustible, logramos obtener más energía para la aplicación de turno. Ahora, tenemos problemas mucho más serios que la eficiencia”, advierte.

A su juicio, “en Chile hemos malentendido la descarbonización en los últimos 10 años. Durante la administración anterior se entendió como dejar el carbón, pero no como dejar el carbono fósil (en todas sus formas). Se entiende que tenemos que cerrar las plantas de carbón para reducir el impacto de nuestra matriz eléctrica en el planeta, pero es el GNL el único cambio posible”, se pregunta el Doctorado en Ciencias de la Ingeniería.

En este sentido, Díaz informa que en otros países han hecho el cambio a otras energías, no fósiles, pues “se puede aprovechar la infraestructura térmica utilizando energía solar y fluidos térmicos, por ejemplo. Otros países decidieron utilizar combustibles a partir de residuos orgánicos, gasificación de lodos de plantas de tratamiento de aguas, por ejemplo. Hay otras opciones en la transición que no consideramos”.

Cómo evoluciona

Si bien queda establecido que el GNL será vital para acompañar la transición energética, surge la pregunta sobre cuál es el futuro de este tipo de generación. Ante la consulta, Demián Talavera de Engie, afirma que en el futuro, la industria del gas natural en Chile verá un desarrollo significativo tanto en términos de tecnología como de infraestructura, “se anticipa un avance en la producción de gases renovables, como el biometano y el hidrógeno verde, que se podrán integrar en la infraestructura existente. Aunque el shale gas puede seguir teniendo un papel, la tendencia se orientará hacia fuentes de energía más sostenibles y limpias”.

Asimismo, anticipa que “la infraestructura actual de gas natural se adaptará para incorporar estos nuevos energéticos, mejorando la eficiencia y reduciendo aún más las emisiones de GEI, “este enfoque permitirá a Chile aprovechar al máximo su red de distribución y transporte de gas natural, asegurando una transición energética costo efectiva y resiliente, mientras se avanza hacia los objetivos de sostenibilidad y carbono neutralidad que se ha trazado el país”.

Por su parte, el académico Felipe Díaz sostiene que pensando en la transición al 2050, “el uso de GNL irá a la baja en todo el planeta. Es posible que las empresas que hoy venden y usan GNL hayan cambiado para entonces a una variedad de otros fluidos que pueden ser producidos de manera renovable, como H2, metanol, amoniaco. En otros lugares del mundo están planificando ese cambio en el corto plazo. He tenido oportunidad de trabajar con empresas en Francia, Japón y Corea del Sur, y las antiguas empresas de combustibles están invirtiendo en investigación para salir de los fósiles en los próximos años con una rampa progresiva”.

Fuente: NME