Los desafíos que enfrenta el desarrollo productivo en la actualidad requieren que las transformaciones en las estructuras productivas, el transporte de mercancías y los hábitos de consumo estén alineados con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Acuerdo de París y otros compromisos asumidos en la búsqueda de un objetivo triple: cumplir con las metas de reducción de gases de efecto invernadero, garantizar la seguridad energética e impulsar el crecimiento y el desarrollo.
La crisis climática y ecológica global debe necesariamente ser el motor de una revolución tecnológica y productiva, denominada muchas veces transición energética . En este sentido, el hidrógeno de bajas emisiones emerge como un elemento crucial para alcanzar estos objetivos de descarbonización . Junto con la creación de un nuevo mercado energético, este hidrógeno tiene el potencial de reconfigurar la geografía del comercio y consolidar relaciones energéticas regionales: mientras que la Unión Europea probablemente se convierta en un mercado clave de importación, África, América, Medio Oriente y Oceanía son regiones con el potencial técnico para surgir como principales productores y exportadores de hidrógeno de bajas emisiones.
En este contexto, las excelentes condiciones que presenta Argentina, principalmente por la calidad de recursos eólico, solar, gasífero y de biomasa , permiten pensar en la construcción de un denso entramado industrial y convertir a nuestro país en un destino atractivo para este tipo de inversiones. Las ventajas se distribuyen a lo largo y ancho del país, alentando al despliegue de la actividad con un fuerte anclaje y arraigo territorial: Cuyo y NOA forman parte de las regiones con mayor potencial de energía fotovoltaica a nivel global, Vaca Muerta es la segunda reserva de gas natural no convencional más importante del mundo, La Patagonia cuenta con factores de capacidad eólica que superan el 60% y se ubican entre los más altos del mundo, y la región centro-litoral cuenta con una gran disponibilidad de biomasa seca y húmeda, además del acceso al agua en regiones cercanas a los polos productivos y del desarrollo de reactores pequeños modulares (energía nuclear). A día de hoy, se producen alrededor de 400.000 Tn de hidrógeno al año en nuestro país , realizándose principalmente a partir de combustibles fósiles sin captura de carbono, y siendo YPF la encargada de producir el 36% de la producción nacional total, consumida in situ para procesos hidrocarburíferos.
Contamos con dos proyectos de hidrógeno renovable en ejecución: la Planta de Pico Truncado , la primera planta experimental de Latinoamérica, en operación desde fines de 2005; y la Planta de Hychico , inaugurada en 2008. Para el 2050, el mundo proyecta una generación de 500 Mt al año de hidrógeno de bajas emisiones, de las cuales 415 Mt serán para abastecimiento local y 85 Mt para el intercambio a larga distancia, y la Argentina se propone contribuir con 4 Mt anuales para ese año, abasteciendo así un 5% del mercado internacional. Para convertirlo en una realidad, es necesario potenciar las capacidades industriales, científicas y tecnológicas nacionales , concretando otros nueve proyectos que actualmente se encuentran en diferentes etapas de investigación y desarrollo.
A pesar de sus aspectos positivos, la producción de hidrógeno de bajas emisiones a gran escala puede producir ciertos efectos adversos sobre el ambiente y las comunidades, como el cambio en el uso del suelo y del paisaje, el estrés hídrico y otras afectaciones socio-culturales. Será necesaria entonces una evaluación crítica que asegure el desarrollo sostenible de la actividad, y para eso, las últimas medidas adoptadas en nuestro país consisten en el proyecto de ley de Promoción del Hidrógeno de bajas emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero , elevado al Congreso durante mayo de 2023; la elaboración de una Estrategia Nacional para el Desarrollo de la Economía del Hidrógeno , promovida por la Secretaría de Asuntos Estratégicos durante septiembre de 2023; y el desarrollo de una Evaluación Ambiental Estratégica (EAE) , puesta en marcha recientemente.
Fuente: La Capital