Para lograr este objetivo, aumentó las importaciones de diésel por occidente y revierte sus ductos otrora pensados para exportar hidrocarburos, con el fin de traer crudo a sus refinerías.
Bolivia gastó el año pasado alrededor de 4.300 millones de dólares en la compra de diésel y gasolina que dentro el país se venden a precios subsidiados. Esto representa para el Gobierno un monto sumamente alto que desgasta las Reservas Internacionales Netas (RIN).
Por ello, el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, explicó ayer en medios estatales su estrategia para reducir esta pesada carga económica.
Fuente: Los Tiempos
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