El Gobierno lanzó un plan para frenar el contrabando de combustible a los países vecinos y así evitar un derrame de la subvención a la gasolina y el diésel. Para ello, desplegará a cientos de militares en 34 estaciones de servicio en zonas fronterizas y geolocalizará a las cisternas que se trasladan a estos puntos.
Sin embargo, dos analistas coinciden en que estas medidas, si bien pueden paliar en algo el problema, no constituyen una solución de fondo. Mencionan que el Gobierno en realidad fomenta el contrabando de combustibles al mantener una costosa subvención que convierte al contrabando de gasolina en un negocio lucrativo.

“El subsidio es un fomento al contrabando porque los precios de combustibles en Perú, Chile, Brasil y Argentina están más altos que en Bolivia. Entonces conviene llevar gasolina y diésel de Bolivia a las fronteras y venderlo allí más caro”, señaló el analista en hidrocarburos Mauricio Medinaceli.

Fuente: Los Tiempos

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