Una activista advierte que esta energía viene de la ampliación de la frontera agrícola cuyas víctimas son los bosques.
El 3 de marzo pasado, el Gobierno del presidente Luis Arce ha anunciado el lanzamiento del proyecto de diésel renovable, que invertirá $us 250 millones en su primera planta de producción y permitirá la producción de biocombustibles. Sin embargo, como ya es costumbre en el régimen MASista, no se habla de los costos e impactos socioambientales, tales como la deforestación, el desmonte o la misma ampliación de la frontera agrícola; mucho menos se habla de la rentabilidad económica, ni de la viabilidad ambiental.

Es pues de estas complejas tramas que conversamos con Alejandra Crespo, quien es activista y forma parte de la Coordinadora en Defensa de la Autodeterminación de los Pueblos y el Medio Ambiente (Codapma) , que es un colectivo que viene trabajando desde hace más de diez años en distintas problemáticas socioambientales.

En torno al proyecto de la planta de diésel renovable, Crespo nos refiere que “vemos con preocupación que las políticas extractivistas siguen en camino. Cambió el gobierno, volvió el gobierno del MAS; pero, siguen con su lógica extractivista, aunque le quieran poner el nombre (de biotecnología). Ellos (los del gobierno) confunden a la gente con el bio, el eco, porque dicen biodiesel o diésel ecológico o energía renovable (limpia) y de renovable no tiene nada (ni de limpia)”.

“No nos olvidemos que esta energía viene justamente de la ampliación de la frontera agrícola que se hace en los bosques para producir cualquier tipo de aceite (vegetal) y a partir de eso hacer este aditivo (biodiesel)”.

“Entonces, de eco y de bio no tiene nada, porque esta ampliación, ¿dónde se da?, en los bosques, e implica cambiar el plan de uso de suelos, que ya vienen haciéndolo desde la gestión de Evo Morales, como si fuera una cuestión mecánica y no respondiera a una cuestión técnica”.

Fuente Pagina Siete

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