Para Jonathan Gilbert, periodista de negocio de Bloomberg, el canje de deuda de YPF fue un “drama”. En la petrolera, en cambio, estaban exultantes con haber logrado “liberar recursos por u$s630 millones hasta diciembre de 2022 para poder destinarlos al proceso productivo”.
Lo cierto es que la mayor compañía estatal argentina consiguió que el 60% de los tenedores de bonos que vencían en marzo por u$s413 millones los canjearan por activos con vencimientos posteriores y además se logró que otro 32% de la deuda remanente (con vencimientos más adelante) aceptaran bonos al 2026, 2029 y 2033 por unos u$s 2.100 millones.
De esta manera, YPF evitó el default ya que por disposición del Banco Central, las empresas con deudas mensuales en dólares de más de u$s1.000.000 deben reestructurar por lo menos el 60% de esos pasivos si quieren recibir de la autoridad monetaria los dólares a precio oficial.
Luego esos requisitos fueron aflojados algo. El canje, según el economista y especialista en mercado de capitales, Diego Martínez Burzaco, “sienta un precedente” para cualquier empresa que tenga deuda en dólares, “que muestra a las claras la fragilidad de la oferta de dólares en la Argentina”.
Es decir, que el canje de YPF es un “leading case” para cualquier empresa que no tenga dólares propios en el exterior para pagar sus compromisos externos o no tenga en sus planes deshacerse de activos para juntar los dólares que debe pagar. “Es decir –continúa el experto–, las compañías van a tener que financiarse voluntariamente con acuerdo de sus acreedores”.
Tampoco se puede recurrir al mercado financiero internacional. Lo que le pasa a la Argentina como país también se refleja en las empresas privadas. “Tanto en un caso como en el otro, se debe pagar un precio que se les carga a las empresas por las condiciones del país”, indica Martínez Burzaco.
En palabras simples, el riesgo país también impacta en las empresas privadas o públicas. “Y ese sobre precio que deben pagar, va más allá de si la empresa está bien o está mal”, advierte el economista y afirma que la normativa del Banco Central, para evitar la sangría de reservas, que obliga a las empresas a reestructurar sus deudas en dólares con una aceptación del 60% de sus acreedores “había dispuesto como una transición por seis meses, pero es evidente que llegó para quedarse”.
Para entender cómo fue el proceso por el que YPF logró que el 60% aceptara el canje, desde la compañía explican: “Si bien el canje del bono que vencía en marzo era prioritario, lo que hicimos fue extender el ofrecimiento, obviamente con distintas características, a los tenedores de todos nuestros bonos internacionales.
Lo que hicimos es ser justos con los demás tenedores de bonos dándole una oportunidad de participar de este activo particular que estábamos ofreciendo, que era éste activo y de esa forma les ofrecimos que cada uno pueda refinanciar los flujos cortos que tenían por recibir sobre los bonos que poseen, por una combinación de estos bonos con garantía y bonos sin garantía.
Entonces por eso este canje abarcó todos los bonos internacionales de YPF”. Para los que adhirieron al canje, la compañía ofreció Obligaciones Negociables con vencimiento en 2026, por u$s775,3 millones; 2029, por u$s747,8 millones, y 2033, por u$s575,6 millones. Para el 60% que aceptó el canje del bono que vence en marzo se le ofreció un 37,5% del total, más u$s155 millones además de los intereses. La deuda total de YPF es de u$s 6.100 millones.
El 40% restante que no quiso entrar recibirá el pago el 23 de marzo como estaba previsto en el bono original, por lo que el nivel de aceptación evitó el default ya que en realidad lo que impedía el pago completo es la normativa del Central: es decir, se hizo el canje para salvar las reservas.
Las corporaciones no tienen como los estados cláusulas de acción colectiva, por lo que no se da que todos los acreedores deban aceptar las reestructuraciones de deudas privadas. O sea que YPF tuvo el ok del Central tras el canje del 60%.
“La restricción cambiaria del Banco Central justamente requería de una refinanciación para poder brindarnos los dólares suficientes para poder cumplir con los compromisos. La operación fue permitida en su conjunto luego de que presentamos un plan de refinanciación al Central, que vio con buenos ojos y lo aprobó.
Con eso se habilitó no solo a comprar las divisas para poder cancelar el compromiso de pago como resultado de esa transacción”, detallan en YPF. Desde YPF tratan de mostrar a los tenedores de bonos como más comprensivos y menos agresivos en sus pretensiones para el canje, a pesar de que el Grupo Ad Hoc estaba integrado por fondos ya acostumbrados a lidiar con los negociadores de deuda en default o con posibilidades del default (como el caso YPF): entre ellos están los fondos BlackRock, Fidelity o Ashmore Group, entre otros.
“¿Por qué aceptamos el 60%? –se preguntan en YPF–.
Bueno, ahí hay una combinación de factores. Por un lado, había un riesgo real de que si ningún inversor aceptaba ingresar en el canje corríamos el riesgo de no poder pagarle a nadie.
O sea, si todos querían cobrar el 23 de marzo, justamente la disposición del Central nos decía que no estaba permitido, que no íbamos a poder pagarle a todos en esa fecha. Por lo cual ya de por sí había un interés de los inversores de autoayudarse.
O sea, en la medida en que participaban del canje, evitaban generar una situación de impago. Obviamente, si lo que la compañía les hubiera ofrecido a los inversores no hubiera sido razonable, entonces no hubiera ingresado nadie.
Y después entra uno en el terreno de los grises, ¿no? Hay un nivel en el cual para algunos inversores el valor ofrecido es lo suficientemente razonable y para otros tal vez no lo suficientemente razonable.
El 60% consideró que la propuesta era lo suficientemente razonable para evitar poner a la compañía en una situación que por cuestiones regulatorias no pueda cumplir con sus compromisos.
Entonces básicamente lo que habrán analizado es que el producto, o el paquete que le ofrecía la compañía de valor, era un valor muy similar a cobrar justamente el 100% el 23 de marzo.
Con lo cual, bueno, el riesgo era mucho mayor de no participar del canje, que de sí participar. Me parece que eso es en definitiva el análisis que terminaron haciendo los inversores”. Algunos inversores consideraron que incluir en el canje los bonos que tenían vencimientos posteriores al 23 de marzo era “oportunista” y “hostil”.
Esto no es así para la petrolera. “Bueno, ahí también hay varios factores y, por un lado, cuando uno ofrece un instrumento con garantía, como el que ofrecimos a cambio del bono 2021, es un bono muy particular que no va a ser repetible.
O sea, es un bono que tiene unas características particulares, de lo que se llama seniority: que cualquier bono futuro no va a igualarse a ese bono. Con lo cual, ofrecérselo solo el canje a un grupo particular de inversores nos parecía que no era justo”, dicen en las oficinas de la empresa.
“Ahora oportunista con una oferta totalmente voluntaria? –continúan–. Bueno, cualquier cosa que uno hace es oportunista, ¿no? En el sentido de decir que uno cree que hay una oportunidad para hacer algo y por eso lo hace.
Me parece que darle una connotación negativa a la palabra oportunista es desafortunado. Ahora, que no lo ven justo, razonable, por ahí me parece que no tienen un punto.
¿Por qué? Porque, justamente, lo que estábamos haciendo es ofrecer voluntariamente que los inversores puedan participar si lo consideran atractivo. Hay un 30% que lo consideró atractivo y participó.
Y yo diría que a la luz de los resultados de la transacción, gracias a que fue integral, pudimos cumplir con las necesidades del Banco Central. Si hubiéramos hecho como muchos inversores nos dijeron, solo enfocarnos en el bono 2021, no hubiera alcanzado para cumplir con lo que nos decía el Banco Central y hoy estaríamos todavía con un riesgo de default.
Por lo cual, a la luz de los resultados de la transacción, creemos que los inversores tienen que estar agradecidos de que lo hicimos de esta forma, sino el Banco Central no nos hubiera dado la autorización”.
Fuente: Agencias