Así lo informó EP Petroecuador hace pocos minutos. Los trabajos consisten e la perforación en caliente (hot tapping) e instalación de accesorios en los puntos seleccionados para actividades de drenaje de crudo en la sexta variante, ubicada en el sector de San Luis. Las operaciones reiniciarán el 5 de marzo a las 00:00. “La ejecución de estos trabajos permitirá precautelar la integridad de la tubería ante la erosión regresiva y lateral del río Quijos (Alto Coca)”, dijo Petroecuador.
Gonzalo Maldonado, gerente general de la empresa, realizó un recorrido técnico para supervisar el avance de las variantes. “Estamos supervisando in situ, la construcción de estas variantes que nos permiten de manera preventiva alejarnos de la erosión y evitar afectaciones a la tubería del SOTE”. También dijo que ya existe un avance del 90% en la quinta variante, mientras que la sexta variante concluyeron los trabajos, por lo que esperan que en los próximos días se concluyan definitivamente todas las labores, aunque esto dependerá de las condiciones climáticas que en esta zona son siempre adversas.
Maldonado dijo que la paralización del SOTE no afectará las operaciones de producción, ya que se ha programado previamente con las diferentes áreas para que el crudo extraído de la Amazonía sea almacenado hasta que pueda ser bombeado nuevamente. De igual forma, las exportaciones petroleras tampoco registrarán cambios.
Actualmente, personal técnico de EP Petroecuador ejecuta las labores de construcción de dos variantes de manera simultánea. La quinta variante tendrá una extensión aproximada de 603 metros y la sexta variante será de 763 metros, las cuales están ubicadas en el sector de San Luis, en el límite provincial entre Napo y Sucumbíos.
EP Petroecuador ha invertido cerca $ 6,9 millones en la construcción de 4 variantes y un by pass que fueron realizados el año pasado. Además, tiene previsto invertir $ 3,6 millones adicionales para la construcción de estas dos nuevas variantes. En el sector de San Rafael se ha generado una erosión recesiva que en abril del 2020 generó la rotura de los dos oleoductos que tiene el país: el SOTE, de propiedad estatal y el OCP, de propiedad privada. La erosión ha causado la destrucción de la vía Quito Lago Agrio y ha generado represamientos que han amenazado a las poblaciones cercanas. El Gobierno ha impulsado estudios y obras de contención para resguardar la infraestructura del sector, entre ella, la Central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair.
Fuente: El Universo