Puede que sea el secreto peor guardado del mercado petrolero: millones de barriles de crudo pesado venezolano, embargado por Estados Unidos, han ido subrepticiamente a China.
Los juegos del gato y el ratón que evitan la detección y las sanciones incluyen transferencias de barco a barco, empresas fantasma y señales satelitales silenciadas. Pero hay otro aspecto de esquivar. Implica “dopar” el aceite con aditivos químicos y cambiar su nombre en la documentación para que pueda venderse como un crudo completamente diferente sin dejar rastro de sus raíces venezolanas.
Facturas y correos electrónicos revisados por Bloomberg muestran hasta dónde llegarán algunos comerciantes para disfrazar el origen del crudo y llevarlo a Asia, lo que convierte a las refinerías chinas en un sustento esencial para la maltrecha industria petrolera de Venezuela. Los funcionarios estadounidenses, por supuesto, no pueden prohibir que las empresas chinas o internacionales compren petróleo venezolano. Sin embargo, pueden exprimirlos financieramente al prohibirles hacer negocios con empresas estadounidenses. Por eso se toman pasos tan intrincados para disfrazar el origen de lo crudo.
Fuente: El Financiero
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