Sin que se conozcan aún demasiadas precisiones, los entes reguladores del gas (Enargas) y de electricidad (Enre) iniciaron en las últimas dos semanas el proceso para definir las tarifas de transición que pagarán los hogares y PyMEs si el gobierno finalmente autoriza un aumento de cuadros tarifarios.
Los funcionarios de la Secretaría de Energía que están prestando soporte a los entes trabajan sobre una hipótesis cada vez más extendida. Es la siguiente: el precio de la energía en el mercado mayorista (MEM) permanecerá congelado hasta fines de 2021. Es la opción más probable, según indicaron a EconoJournal distintas fuentes del sector eléctrico sin contacto entre sí. Al menos, esa es la hoja de ruta con la que trabajan los colaboradores del secretario Darío Martínez.
El precio estacional de la energía en el MEM es uno de los tres componentes que conforman la factura de electricidad. Los otros dos son a) el costo de la distribución y transporte y b) los impuestos que se cargan sobre el servicio.
¿Cuál es el objetivo de dejar congelado el precio mayorista?
En primer lugar, atemperar la presión sobre el incremento de las tarifas. Si el precio estacional —el elemento que más pesa en las facturas domiciliarias— continúa congelado durante el año, la necesidad de elevar la factura final será menor. “Lo más factible es que el precio estacional no varíe al menos hasta noviembre, después de las elecciones”, explicó un funcionario provincial de trato frecuente con la Secretaría de Energía.
¿Cuál es la consecuencia inmediata?
El incremento de los subsidios de manera proporcional. El Presupuesto 2021 fue confeccionado sobre la base de que las tarifas iban a aumentar un 30% durante el año, en la línea de la inflación proyectada. Si la suba es inferior a esa cifra, el gobierno deberá cubrir la brecha con subsidios adicionales. Si la inflación se dispara o el tipo de cambio se deprecia más rápido que lo previsto, ese gap será mayor.
Por eso no está claro si el Ministerio de Economía avalará el congelamiento del precio mayorista de la electricidad durante 2021. El Presupuesto prevé un déficit de 4,5 por ciento. Si las facturas de gas y electricidad siguen invariantes por un año más, habrá que agregar un punto porcentual más al rojo fiscal que contempla el equipo de Martín Guzmán.
Mal timing
La mayoría de los gobernadores pretendía aumentar las tarifas residenciales durante el primer bimestre del año para recomponer el Valor Agregado de Distribución (VAD) que perciben las distribuidoras. Frente a ese contexto, el congelamiento del precio estacional les permitiría a los administradores provinciales destinar la suba de las tarifas a recomponer sólo el VAD de las distribuidoras.
“Así, por ejemplo, si el gobierno autoriza una suba en las tarifas del 9% (como sostienen algunos funcionarios y directivos de empresas), ese aumento permitiría recomponer, en rigor, un 20% el ingreso de las distribuidoras vía VAD”, explicó un alto directivo de una distribuidora eléctrica.
¿Quiénes se verían perjudicados?
Si el gobierno finalmente opta por dejar congelado el precio estacional que se carga en las tarifas residenciales, los generadores son los que se verían indirectamente perjudicados.
¿Por qué? Porque al haber menos fondos disponibles en el sistema (dado que la mayor parte de los subsidios crecientes se destinará a cubrir los costos del combustible que utilizan las centrales térmicas), se reducirán las chances de que el Ejecutivo actualice la remuneración que perciben las generadoras que despachan máquinas ‘viejas’, que perciben un precio de la energía que está regulado por la Secretaría de Energía.
Ese importe está congelado desde febrero de 2020. Las generadoras —Central Puerto, AES, Enel y Pampa Energía, entre otras— vienen pidiendo desde hace meses que la Secretaría actualice la remuneración en línea con la inflación (que en rigor es lo que establece el marco normativo), pero el gobierno hace caso omiso. El congelamiento del precio mayorista en el MEM no contribuirá a solucionar ese problema.
Fuente: EconoJournal