Mientras especialistas del sector petrolero advierten que Vaca Muerta “va al fracaso”, las empresas se inclinan por una salida exportadora, en medio de un año traumático para toda la actividad, a partir del derrumbe de los precios internacionales y de la baja del consumo producto de la crisis sanitaria. En la previa del Plan Gas IV, el Estado acumula deudas con las petroleras por los tres planes Gas anteriores y por las llamadas diferencias diarias acumuladas de 2018, que están judicializadas. Por otra parte, las petroleras detuvieron las exploraciones y perforaciones.
En el medio, las provincias vieron caer sus regalías, al tiempo que los obreros perdieron un año de paritarias y muchos de ellos cobran el 60 por ciento del salario. Todo en el marco de una transición hacia las energías renovables que no termina de ser impulsada pese al fuerte impacto ambiental de la actividad.
El gobierno nacional movió algunas fichas. Colocó a Darío Martínez al frente de la Secretaría de Energía y dejó la misma en manos del Ministerio de Economía. De esta forma, Martín Guzmán estará a cargo de supervisar la política nacional en materia de energía, el régimen de combustibles, la fijación de precios, la regulación de la actividad, etc.
Tanto la producción de gas como la de petróleo se vieron afectada por un 2020 traumático, aunque los números de extracción no son tan malos. Se mantuvieron cercanos a los niveles del año pasado y, en el caso de los no convencionales, la incidencia sobre el total de la producción petrolera creció del 20 al 24%.
La salida exportadora de Vaca Muerta. Los no convencionales se producen casi exclusivamente en Vaca Muerta, cuya actividad tiene un ascenso ininterrumpido desde hace 7 años. Esta formación está segunda en la lista de recursos no convencionales mundiales de gas y cuarta, en petróleo. Operan allí 31 empresas, que suman unos 30 mil trabajadores. Sin embargo, Andrés Repar, integrante del Instituto de Energía Scalabrini Ortiz y ex vicepresidente del Enargas, aseguró a Noticias que “Vaca Muerta va al fracaso; al menos, en cuanto al gas”. “No tiene salida, si no tiene un subsidio del Estado, que a su vez tampoco tiene dólares. El Henry Hub (referencia del valor del gas) está 2,60 dólares, en plena entrada al invierno. Son valores bastante bajos. Es lamentable, pero la perspectiva es negativa. Para que sea rentable y pueda exportar vía GNL, tiene que llegar a 2 dólares en boca de pozo. Le va a alcanzar para el mercado interno y tal vez para los países vecinos. No mucho más”, afirmó Repar.
Distinta es la situación del crudo. “Ahí sí hay buenas perspectivas. Tal vez se podría implementar alguna medida a partir de la cual el crudo subsidie la extracción de gas. La exportación de crudo es lo único viable, pero en un mercado que tiene el consumo a la baja, con lo cual también se tendrá que regalar un poco el valor del crudo”, analizó Repar.
Jonatan Núñez, becario del Conicet especializado en Vaca Muerta, coincidió: “Los no convencionales necesitan de dos condiciones: altos precios internacionales de referencia y subsidios. Se ha demostrado en Estados Unidos que las empresas no sobreviven sin un esquema de subsidios fuerte. Y no solo subsidios directos, sino también exenciones impositivas y determinados marcos normativos laborales. En términos comparativos con el convencional, y ni hablar de los convencionales de Oriente, el fracking es más costoso. Esta crisis cristaliza una situación que ya era problemática para Vaca Muerta, relacionada sobre todo con el frente fiscal. Al caerse ese frente, se cae todo el entramado”.
Un vocero de una de las principales empresas que opera en Vaca Muerta mostró una visión más optimista; al menos, con respecto al futuro. Sobre el presente, advirtió: “Todas las corporaciones están en procesos de revisión y de buscar eficiencia porque la perspectiva es que la situación no va a volver a estar como antes del Covid hasta dentro de 18 o 24 meses”. “Todos los procesos de expansión y perforación que estaban sucediendo han entrado en un stand by porque los mecanismos de financiación para esas expansiones se han visto fuertemente challengeados y, por otra parte, la demanda no se ha recuperado”, dijo el vocero.
En relación con la importancia de los subsidios, apuntó: “No propiciamos la intervención estatal. En momentos de niveles bajos de la industria, puede ser una medida, pero ¿qué pasa cuando los niveles son altos? Por eso, entendemos que no es por ahí. Te quita previsibilidad porque no sabés cuándo cesa la intervención”. Sobre el futuro, afirmó: “El bajo consumo abrió las puertas a la exportación, lo cual es un excelente signo de que el crudo argentino es competitivo. Empieza a ser atractivo en los mercados internacionales y ahí se debería apuntar una vez que pase la pandemia. Argentina tiene la posibilidad de administrar la generación de excedente de crudo y de gas que le permitiría ser un actor central en el mercado internacional, a partir de la exportación de crudo, principalmente”.
La crisis de las provincias. El impacto de la crisis petrolera puede ser advertida con facilidad en dos variables: la cantidad de perforaciones y las regalías que obtuvieron las provincias donde se desarrolla la actividad. Según datos oficiales, en 2018 y 2019, hubo entre 5 mil y 6 mil fracturas. En 2020, hubo menos de mil. Fuentes de la Subsecretaría de Hidrocarburos afirmaron al respecto: “Para poder mantener la producción tenés que estar fracturando todo el tiempo. Cuando cayó la demanda, dejaron de fracturar. En los registros de pozos perforados hay meses en cero. Nunca había visto algo así. Hay un mes que está en cero pozos y cero metros perforados”. “Hay que volver a invertir y volver a fracturar. Eso sale mucho dinero porque, además de invertir en fracturas, tenés que tener los equipos para poder fracturar mucho. La plata para inversión puede estar, pero para los equipos de fracturas no lo sé”, estimó la fuente y detalló: “A grandes rasgos, una fractura puede estar en 10 millones de dólares. Y capaz que cada 200 metros pueden fracturar 40 veces. En Loma Campana, que es la gran área de YPF, los pozos estaban en 20 millones”.
Las provincias son las dueñas del recurso natural y ofician también de árbitros. En los primeros 8 meses del año, Neuquén obtuvo regalías por 180 millones de dólares, mientras que en el mismo tramo del año pasado ese número ascendía a 217 millones. Son 37 millones menos que ingresaron a la provincia. En Chubut, la caída de ingresos por regalías es de 85 millones de dólares. En Santa Cruz, 60 millones. En Mendoza, 38 millones.
Para tener una idea de la magnitud del golpe, el presupuesto neuquino 2020 tomó un tipo de cambio promedio de 67 pesos, un precio del barril de petróleo Brent a 57 dólares y un precio promedio del gas a 3 dólares por millón de BTU. Sin embargo, el dólar se ubica en el orden de los 77 pesos (antes de impuestos), el Brent está en 41 dólares (llegó a caer a 20) y el millón de BTU ronda los 2,60 dólares.
El impacto ambiental y la transición a lo renovable. Las advertencias sobre el impacto ambiental de la actividad petrolera en general y del fracking en particular no son nuevas. El año pasado, una coalición internacional de 11 mil científicos procedentes de 153 países firmó un documento en el cual advertía por los efectos catastróficos del cambio climático. El mismo colocó como principal factor a la actividad energética. “Implementar prácticas masivas de conservación; reemplazar los combustibles fósiles con energías renovables bajas en carbono; dejar las reservas restantes de combustibles fósiles en el suelo; eliminar los subsidios a las compañías de combustibles fósiles; e imponer tarifas de carbono que son lo suficientemente altas como para restringir el uso de combustibles fósiles”, fueron las principales recomendaciones.
Por su parte, un informe de Oil Change International afirmó que “ninguna empresa se acerca a alinear sus acciones con el límite urgente de calentamiento global de 1,5º C como se describe en el Acuerdo de París”. En ese sentido, el investigador Núñez afirmó que “desde el punto de vista ecológico y social, Vaca Muerta es una catástrofe”, lo cual incluye “la expulsión de pueblos originarios, desigualdad en la distribución de la energía (el 50% de la población de su capital, Añelo, no tiene red de gas natural), actividad sísmica (Shell tuvo que parar fracturas por esto), contaminación de napas, etc.”. A partir de esta situación, “todos los actores del sector coinciden en que es necesaria una transición hacia las renovables, pero el tema es cómo se lleva adelante esa transición”.
En las ecuaciones sobre el tema, el gas natural aparece como un combustible puente entre lo fósil y las renovables. Hay sectores empresariales que hablan de una economía verde, que consideran a Vaca Muerta como un elemento clave para la transición. Hay otras miradas que consideran a Vaca Muerta como insostenible desde lo socioecológico. Y hay sectores que simplemente quieren sacar todos los hidrocarburos que se puedan y exportarlos.
Para Repar, “lamentablemente, toda esta situación juega en contra de lo renovable porque lo vuelve más caro”. El especialista describió: “Va a haber un frenazo a lo renovable porque son caras en dólares. Esto ya pasó antes. En los 90, hubo un auge de lo renovable, pero el lobby internacional bajó los precios del petróleo de manera violenta y lo renovable quedó desfasado. Ahora, pasa algo parecido”. La citada fuente de la Subsecretaría de Hidrocarburos matizó: “A veces, no hay que ser tan fanático de la transición y hay que avanzar con precaución. Además, no hay ningún tipo de generación de energía que no tenga algún impacto en el ambiente. Por ejemplo, los paneles solares, una vez que agotan su capacidad de producción, ¿a dónde se tiran?”. Por su parte, desde el sector empresario advierten: “Todos los reportes de las principales instituciones del sector dicen que el sector va a seguir con un crecimiento hacia 2030. Una vez recuperada la senda de crecimiento, por lo menos hasta unos cuantos años va a haber una expansión del sector. En Argentina, más del 85% de la generación proviene del gas y del petróleo y nada hace ver que esto se vaya a modificar mucho hasta 2030. Después, hay una coincidencia de que probablemente vaya a cambiar la matriz energética”.
Situación laboral. El secretario general del Sindicato del Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, Guillermo Pereyra, resumió en declaraciones radiales: “A partir de marzo, la actividad en la industria del petróleo y el gas bajó abruptamente. Así, firmamos el acuerdo 223 Bis por dos meses y luego lo prorrogamos por tres meses más. El 30 de agosto terminó este acuerdo de partes, más allá de los decretos presidenciales de prohibición de despidos, y hemos firmado con YPF, y tiene validez a toda la industria, llegamos a un acuerdo de sustentabilidad y empleo por seis meses”. Esto se tradujo en unos 17 mil operarios suspendidos, que pasaron a cobrar el 40% del salario. Luego, ese número bajó a 10 mil y ahora se ubica en “9.000, 9.500”, según Pereyra.
Norberto Calducci, de la Agrupación Obreros del Petróleo -opositora a la conducción del sindicato-, apuntó a este medio: “Con la firma de las últimas actas, se empeora una situación que ya venía de la adenda firmada hace dos años, que flexibilizó condiciones de trabajo para los operarios petroleros”. Aquella adenda, celebrada por las patronales, significó una baja en las condiciones de seguridad. “Se relajaron algunas cuestiones como trabajar con más viento, lo cual generó una seguidilla de 8 accidentes fatales en un año y otros accidentes que derivaron en mutilaciones y consecuencias graves”, afirmó Calducci.
Los acuerdos firmados en el marco de la pandemia permitieron también la postergación de la paritaria, vencida al 31 de marzo. Además, una serie de ítems remunerativos pasaron a ser no remunerativos. “De la paritaria del año pasado, quedaba pendiente un 16%. La conducción del sindicato dijo que iba a pedir 43%, pero en lugar de eso firmaron que se les pague ese 16%, en dos cuotas que terminan en febrero del 2021. Es decir, los petroleros de Neuquén, Río Negro y La Pampa no tendrán aumento en 2020. Borraron de un plumazo la paritaria de un año”, evaluó Calducci.
Con el esquema de las suspensiones, “los trabajadores ganan la mitad y las empresas producen más o menos lo mismo que antes de la pandemia, con las guardias mínimas. Lo que antes hacían 10 obreros, ahora lo hacen 2 o 3. Es una entregada brutal de la conducción del sindicato”. Finalmente, Calducci manifestó preocupación por los “3 mil obreros que se fueron con retiros voluntarios, que no son ni retiros ni voluntarios”.
Fuente: Perfil