Aunque Darío Martínez estrenó su traje de secretario de Energía hace poco más de un mes, no es un recién llegado en el sector. Si bien su último cargo fue como diputado nacional por el Frente de Todos (FdT), hace más de 15 años que representa a Neuquén. Contador público, fue concejal de la capital neuquina e incluso candidato a intendente. Además, durante la segunda gestión del gobierno de Cristina Fernández estuvo al frente de la Fundación YPF en Neuquén.
En su nuevo desafío insiste en que, si bien la coyuntura impacta en la toma de decisiones, no tiene que ser el horizonte, sino que hay que pensar en el mediano y largo plazo para recuperar la confianza de los inversores. “La política energética tiene que estar al servicio de una calidad de vida que vaya mejorando, pero tiene que ser siempre a mediano y largo plazo. La coyuntura te obliga a tomar decisiones, pero no pueden ir a contramarcha de los objetivos a mediano y largo plazo”, asegura.
¿Qué es más difícil: haber presidido la Comisión de Presupuesto ni bien empezó el gobierno o ser el secretario de Energía?
Son experiencias que se guardan como un gran recuerdo, pero uno tiene que estar donde sea necesario, donde sea útil y donde sirva, en un país en el que los argentinos puedan vivir cada vez un poco mejor, independientemente de las circunstancias. Recuerdo con mucho cariño esos momentos, pero ahora seguramente vienen responsabilidades distintas. El Ejecutivo es otra cosa, son siete días por semana, 24 horas por día, y está bien que así sea, corresponde. Así que asumimos este compromiso con la mayor responsabilidad. Esperemos generar las bases suficientes para devolver el control y la confianza en un sector en el que quizás en el último tiempo nos miraron con mucha desconfianza, producto de decisiones contradictorias en sí mismas. Cuando hay desconfianza no hay inversión; y, cuando no hay inversión, hay situaciones que a la larga terminan complicando a nuestro país y a los vecinos. La política energética tiene que estar al servicio de una calidad de vida que vaya mejorando, pero tiene que ser siempre a mediano y largo plazo. La coyuntura te obliga a tomar decisiones, pero no pueden ir a contramarcha de los objetivos a mediano y largo plazo.
¿En cuánto tiempo creés que van a poder recomponer la confianza producto de esta cuarentena/ pandemia inesperada?
La confianza se perdió antes de la pandemia. La industria miraba con recelo las decisiones contradictorias y eso generó desconfianza. La pandemia agudizó indicadores que ya teníamos, complica más lo que ya estaba complicado. El Presidente, en su discurso inaugural en marzo, aunque no existía la pandemia como ahora, habló de una Ley de Promoción de Hidrocarburos en un esquema que vuelva a generar confianza, con un espíritu desarrollista. Ahora, aun en este mundo de incertidumbre, tenemos un Presidente que toma una decisión que da previsibilidad, como es el caso del Plan Gas, que incluye a todos los actores: la Secretaría de Energía, el Ministerio de Economía, los gobiernos provinciales, las productoras, las PyMES y los trabajadores. El Presidente nos da un mandato y unas reglas a mediano y largo plazo concretas para que se construya esa confianza necesaria para pensar en inversiones y en el mediano y largo plazo. Va a llevar un tiempo, pero, si todos los actores en política energética logramos la mayor sinergia posible y darles algún horizonte claro a los inversores, vamos a reconstruir la confianza rápidamente. Luego por supuesto necesitamos que el mundo vuelva a consumir. Y dar una mayor producción, en este caso del Plan Gas, pero también desde la Ley de Promoción se puede hablar del petróleo.
Una vez puesto en marcha el Plan Gas, ¿se va a avanzar con medidas adicionales para impulsar el desarrollo masivo de Vaca Muerta? Tanto en demanda de inversión como infraestructura o la Ley de Hidrocarburos.
El Plan Gas es un plan de estímulo que intenta producir en tres años 18.000 millones de m3 ; si no hay producción nacional con trabajadores, PyMEs y productoras nacionales, tenemos que importarlo, con lo cual lo que buscamos es una sustitución de importaciones, un ahorro fiscal y en divisas importante. Pero está pensado para todas las cuencas, no solo para Vaca Muerta. Está pensado para que se respeten los volúmenes actuales de producción de gas, porque hay que frenar el declive y así ir a un esquema que nos permita abrir las puertas para pensar en la exportación, sobre todo a países vecinos.
Luego hay otro tema más ambicioso, como el gasoducto. Hay que analizar el mercado brasileño y tener un acuerdo con ellos a un mediano y largo plazo a un precio razonable que justifique esa inversión. Lo tenemos en carpeta, es importante. Pero el Plan Gas busca sustituir los 18.000 millones de m3 en tres años y los más de 30.000 millones de m3 en cuatro. Con eso no resolvemos el tema de las exportaciones a mercados como Brasil; es un escalón más y habrá que ir buscando. Ahí sí quizás la potencialidad de Vaca Muerta nos resuelve un tema esencial que es tener la posibilidad de esa producción; luego todos los demás factores tendremos que ordenarlos, tomar decisiones claras que le den previsión a la industria. La Ley de Promoción también tiene un espíritu concreto en cuanto a búsqueda de inversores, que tienen que tener reglas claras que les den previsibilidad. Por supuesto que hay una tensión permanente entre la Secretaría y todos los jugadores: ellos buscan la mayor rentabilidad posible, yo busco que tengan rentabilidad para que hagan las inversiones pero también que el impacto en la macro, en todos los argentinos y argentinas, sea sostenido por la situación actual del país. Tengo que tener una visión sistémica de todas las decisiones.
Este nuevo esquema, con un precio superior al que venía reconociendo el mercado, ¿va a tener un necesario traspaso de tarifa? ¿Qué va a pasar con el congelamiento, que a fin de año va a llevar casi dos años?
La decisión de si después de diciembre va a seguir o no congelada la tarifa va a tener que ver con la situación en la cual esté el país. Independientemente, tenemos que trabajar en un esquema de optimizar y hacer más eficientes los subsidios, que se llevan gran parte del presupuesto. Nadie esperaba esta pandemia, aprendemos todos los días. Sí el esquema tarifario, sobre todo de subsidios, tiene que ser más eficiente, y hoy tenemos las herramientas. Esto es algo que también trajo la pandemia: la capacidad del Gobierno de individualizar a quien realmente la está pasando mal, lo que nos va a servir para entender un esquema de subsidio más eficiente y subsidiar al que realmente lo necesita. También nos permite individualizar a aquel que sí puede pagar un costo más cercano al que realmente tiene la energía. Hay un sector, que es más o menos del 15%, que puede pagar la tarifa; y otro, de alrededor del 45%, con el que vamos a buscar que no deje de adquirir otros bienes y servicios para tener que pagar la energía, pero que desde su ingreso siempre sea el mismo porcentaje que destina a ese pago. Y hay un porcentaje importante, cercano al 40%, que hoy no está en condiciones de pagar el costo. A ese hay que individualizarlo y ahí sí queremos llegar con un esquema de subsidios mucho más eficiente. Vamos a usar la tecnología y la información que nos deja la pandemia para que sea muy eficiente ese esquema de subsidios.
Los subsidios a los consumidores y a las distribuidoras de gas o electricidad, que tienen un fuerte impacto en sus cuentas por el congelamiento de estas tarifas, ¿son compatibles en este contexto de necesidad de generar recursos?
No vamos a aumentar los subsidios en términos del PBI, con lo cual eso nos marca un escenario. Ahora, también estamos en un plan de estímulo usando la inversión fiscal, medida en el corto plazo, para que en el largo tengamos ahorro fiscal. Y ahí hay un esfuerzo en un primer momento pero que luego se transmite en ahorro fiscal y de divisas. Algunos lo pueden llamar subsidio también, pero bien utilizado nos puede resolver algunos problemas. En el caso del Plan Gas, el Presidente tomó una decisión con reglas claras, previsibilidad, en un mundo y en un contexto de incertidumbre. Pero tomó una clara decisión que en tres o cuatro años nos va a generar además un ahorro fiscal.
¿Qué va a pasar con el barril criollo, que generó un debate entre petroleras, refinadoras y provincias productoras?
Estamos en valores donde la tensión no es muy grande. A medida que se dé una tensión grande entre las productoras, las refinadoras y los gobiernos provinciales, que son los dueños del recurso de acuerdo con nuestra Constitución, iremos analizando algunas decisiones. Hoy estamos en valores muy cercanos. También tienen que entender las productoras que el barril criollo trajo beneficios como retenciones a la baja. Esa parte no la cuentan nunca. Y eso con un precio medianamente recuperado abre en el petróleo una ventana de oportunidades. Y más allá de si el precio de referencia es US$ 45 o no, lo que sigue firme es el esquema de retenciones.
La gestión de Cambiemos dejó una deuda con las petroleras que se estima en el sector de alrededor de unos US$ 500 millones producto del impacto de las devaluaciones. Se iban a pagar en 30 cuotas, de las cuales se hizo efectiva una sola antes del 10 de diciembre. ¿Se va a retomar ese esquema? ¿O existe la posibilidad de saldar la deuda con un bono?
La gestión de Cambiemos dejó una deuda en la industria en materia de confianza. Esa es la deuda más importante y dañina que dejó. La vamos a resolver con decisiones claras, concretas, previsibilidad y reglas claras. También dejó esta deuda monetaria y fácil de cuantificar. En el Presupuesto hay una herramienta.
¿El Programa Renovar no va a continuar con una nueva ronda, al menos con las características con las que se desarrolló? ¿Cuál va a ser el nuevo modelo de desarrollo?
Renovables es algo que llegó y no solo se va a mantener, sino que va a ir de manera creciente. Es un horizonte claro hacia donde va la producción de energía. Les dimos hasta el 15 de noviembre a todos los proyectos que no comenzaron para que vengan a la Secretaría y nos informen cuáles son y por qué no avanzaron. Una vez que tengamos ese análisis, nos sentaremos con cada uno para que los que no tienen la intención de seguir dejen un lugar para los que invirtieron y quieren seguir haciéndolo. Primero resolvamos los problemas de lo que ya está lanzado para luego analizar cómo va a seguir. Es un esquema de producción de energía que va a crecer en el mundo, y la Argentina no va a ser la excepción.
La Argentina tenía acordada con China la construcción de las represas sobre el río Santa Cruz, que está en marcha, y la construcción de la cuarta central nuclear. ¿Qué va a pasar con ese proyecto y qué política están pensando para el sector?
Estamos buscando inversores, pero para eso lo primero que tenemos que tener resueltas son todas las prioridades enmateria energética que tiene la Argentina. Ese esquema se lo queremos entregar en poco tiempo al Presidente para que cuando se junte con un posible inversor o busquemos horizontes de inversiones tengamos bien en claro cuáles son las prioridades para el argentino. ¿Por qué digo esto? Porque a veces, si uno lo mira con una visión localista, la prioridad puede ser otra, pero hay que mirarlo con una visión integral, sistémica, de cómo funciona en la Argentina. Todas las energías se compensan, se influyen. Estas decisiones son prioritarias. Ahora, el costo de cancelación de esa inversión no puede ser impracticable o imposible de afrontar por los argentinos y argentinas; y esto también va para renovables, no es a cualquier costo la energía. Hay que tratar de hacer aún más eficientes los proyectos.
Y el horizonte de referencias serían las tarifas de la región... ¿O no se puede hablar de una tarifa de referencia regional?
Tenemos que ver una tarifa que la puedan pagar los argentinos pero también le permita invertir al inversor. Va a haber una tensión siempre donde el inversor va a tratar de tener la mayor cantidad de utilidad posible y yo voy a tratar de que, dentro de su rango de satisfacción, el impacto de las decisiones, acuerdos, contratos e inversiones que tomamos sea afrontable por los argentinos.
Al fin y al cabo, esa tensión existe desde siempre en todos los países. Pero, superada la coyuntura, ¿podremos tomar como referencia esas tarifas regionales?
Tenemos que tomar decisiones con la coyuntura que tenemos. Pero la coyuntura no puede ser el horizonte organizador, sino los objetivos a mediano y largo plazo. Tampoco nos podemos correr. Vamos a generar reglas claras, un horizonte, vamos a buscar una Ley de Promoción. Estas decisiones nos van a marcar el objetivo a mediano y largo plazo, pero tenemos que ir a un esquema que sea soportable por los argentinos y argentinas, si no estaríamos tomando datos que no son de la realidad y eso haría que fracasen nuestras decisiones.
¿Cuál es el rol que va a tener que desempeñar YPF, no solo en Vaca Muerta sino en todas las cuencas petroleras?
Tiene que volver a focalizarse en lo que mejor sabe hacer. Por momentos, y esta es una opinión personal, perdió un poco el rumbo, y eso hizo que esté en una situación complicada. Pero sin lugar a dudas es el motor, quien dinamiza o va marcando un poco el rumbo. En el Plan Gas ya anunció que va a poner equipos rápidamente a perforar. Tiene que volver a concentrarse en lo que mejor sabe hacer y lo que hace bien.
¿En qué perdió el rumbo YPF en la gestión anterior?
Te lo puedo decir como vecino de una región donde tiene su unidad de negocio más grande. Por momentos estaba más dispuesta a discutir contratos de quién hacía cuestiones que no eran tan trascendentales para la empresa que a producir petróleo y gas. Para decirlo en términos figurativos, estaba más concentrada en discutir quién proveía las viandas que en producir el petróleo. Empezó a diversificar y a buscar horizontes en los que evidentemente no le fue bien, por lo menos si uno mira los resultados de los balances. Tampoco le fue bien en ser un jugador tan importante en la producción de gas y empezó a perder participación. Pero, más allá que entendemos que es una empresa de bandera, ninguna de nuestras decisiones está concentrada en un jugador sino en todos. Debemos tratar de que a todos les vaya muy bien, lo que pasa es que tiene una participación tan grande que, si tomamos decisiones acertadas y le va bien a la industria, es muy probable que al que mejor le vaya termine siendo YPF.
Se viene el verano. ¿Qué expectativas hay para evitar los habituales o zigzagueantes cortes de energía?
Tenemos que tratar de que haya menos cortes. ¿Cómo vamos a lograrlo? Haciendo, generando y exigiendo las inversiones que no se hicieron. Por ejemplo, con la provincia de Buenos Aires vamos a hacer una asistencia financiera sobre una deuda que tiene la provincia pero a cambio de determinadas obras específicas. Unos $ 4.100 millones ya, en este verano; necesitamos que la cancelación de esa deuda vaya destinada a esas obras necesarias para tener menos cortes. No se resuelve solo con esto ni este año, por eso establecimos un esquema para trabajar en el presupuesto del año que viene y del que sigue. Y así vamos a tratar de tener la menor cantidad de cortes. Las inversiones no se hicieron.
¿Cuál es el mensaje de esperanza con miras a 2021 para los jugadores de la industria?
Tenemos que mirar a mediano y largo plazo para que se entiendan luego las decisiones que sí son coyunturales. Y esas decisiones no pueden ir a contrapelo de ese objetivo a mediano y largo plazo. Cuando hablo de que el Presidente dio una señal clara, en un mundo de incertidumbre, de certeza y de previsibilidad, lo mismo vamos a hacer con la Ley de Promoción. Es un esfuerzo que cuesta, pero es lo que tenemos que hacer. Nuestras decisiones tienen que ir en busca de un horizonte a largo plazo. Hay que buscar ese punto de encuentro donde todos los actores, sobre todo en una industria como esta, se estén beneficiando. Quizás ninguno se va a beneficiar en el corto plazo, pero sí todos tienen que tener en claro hacia dónde vamos. Nadie esperaba una pandemia como esta o que el valor internacional se derrumbara como se derrumbó. Ahora, las decisiones que tuvimos que tomar en función de esas dos circunstancias específicas no pueden estar en contra del objetivo a mediano y largo plazo que se tiene que poner la Argentina, más toda la industria con todos los jugadores, aportando su planificación y sus recursos. Y el Gobierno a esto debe darle un marco y debe tomar las decisiones suficientes.
Fuente: Agencias