Pero llegó la fecha en la que el Fondo Monetario Internacional (FMI) tuvo que revisar las fortalezas y debilidades de la economía mexicana, de acuerdo con el artículo IV del Convenio Constitutivo del organismo.
Ahí fue en donde el FMI recomendó a México posponer la construcción de la Refinería de Dos Bocas hasta que sea rentable. De hecho, los comentarios del organismo multilateral se extendieron a Pemex. Advirtió que la estrategia de negocio de Pemex está abarrotando recursos para gastos esenciales.
Dada la ampliación de las pérdidas de la petrolera mexicana —consideró— es aconsejable que se centre en la producción sólo en campos rentables, vender activos no básicos, frenar los planes para aumentar la producción de refinación y posponer nuevos planes de refinería hasta que sea rentable hacerlo.
Además, el FMI propuso que el gobierno mexicano eleve impuestos. Por ahí respondió el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio. Para decirlo coloquialmente, el funcionario mexicano “paró en seco” las recomendaciones del FMI. xxDijo que el gobierno mexicano rechaza sobre todo la recomendación del FMI de aumentar impuestos como el IVA, el ISR o el impuesto a las gasolinas, sobre todo en el contexto económico que ha causado la pandemia de coronavirus.
Aunque sobre el tema de Dos Bocas guardó silencio. El presidente de México, por su parte, rechazó las recomendaciones del FMI y dijo que ya “son otros tiempos” en los que ya no son los organismos financieros los que dictan la política económica de México.
Por su parte, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, guardó un prudente silencio.
Sin embargo, el jueves pasado, comentó que la recomendación del FMI para que México posponga la construcción de Dos Bocas es contradictoria con las lecciones del propio FMI de la crisis del 2009.
Recordó que cuando la gran depresión generada por la quiebra de Lehman Brothers y las hipotecas subprime, el economista en jefe del FMI recomendaba que más valía mantener los proyectos en marcha para tener una respuesta contracíclica.
La opinión del responsable de las finanzas públicas es que en una situación como la que se vive hoy deben mantenerse los proyectos en marcha de infraestructura y en todo caso, aquellos que no han iniciado, aunque sean muy buenos proyectos, posponerlos.
Por diversas razones —afirmó Herrera— el tema de Dos Bocas se ha convertido en una especie de fetiche en las conversaciones. El gobierno mexicano tiene programados para el año 2021, 6,683 millones de pesos adicionales para diversas obras de rehabilitación de las refinerías, y nadie habla de ellas.
Adicionalmente —argumentó— la gente habla de que la mayor parte de la inversión está en el sur. Pero no toman en cuenta que el principal proveedor de Dos Bocas es Monterrey, con acero, cemento y otros materiales.
Incluso hay tres cementeras que se han tenido que apoyar entre ellas porque es tal la cantidad que está demandando Dos Bocas que se tienen que echar la mano una a la otra.
Puso otro ejemplo. El proyecto contracíclico en el año 2019 fue la refinería de Tula, aunque al final no se hizo nada.
Respecto a la Linea de Crédito Flexible del FMI a México -que hasta ahora es por 61,000 millones de dólares- comentó que el gobierno mexicano está en negociaciones y que el resultado se dará a conocer en una semanas. Lo más prudente, dijo, es mantenerla.
Esas son las opiniones del secretario de Hacienda. Sin embargo, el Banco Mundial también advierte que Pemex es el mayor riesgo para la economía mexicana. Y prácticamente todos los analistas privados coinciden en que más temprano que tarde México perderá su grado de inversión, arrastrado por los fuertes compromisos que implica “fortalecer” a Pemex y la CFE. Así las cosas.
Marco A. Mares - Periodista
Fuente: El Economista