Cuatro grandes inversionistas internacionales del sector energético han puesto en duda su permanencia en México.
Se trata de Blackstone, Actis, Mitsui y GE Gas Power, todos con negocios de renovables.

El abrupto cambio de reglas que impuso el gobierno de la 4T para garantizar la supremacía y el poder monopólico de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, los puede llevar a retirarse del país.

La última pésima señal que estos inversionistas vieron fue la renuncia de Alfonso Morcos al Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), que es el principal gestor de la red eléctrica del país.

Aunque se afirma que la había presentado semanas atrás, coincidió con el memorándum que el presidente Andrés Manuel López Obrador envió a los tres reguladores autónomos a los que pide alinearse.

Plegarse a su directriz de no estorbar ni a Pemex ni a la CFE por igual a la Comisión Reguladora de Energía, la Comisión Nacional de Hidrocarburos y el susodicho Centro Nacional de Control de Energía.

Fisterra Energy, una empresa que forma parte de los negocios de Blackstone Group, está considerando seriamente vender sus activos en el país. Y es que apostó muy fuerte por el mercado eléctrico mayorista.

Energía de Celaya es una central eléctrica con tecnología de ciclo combinado de gas que por su capacidad se convertiría en uno de los proyectos de generación eléctrica más grandes de América Latina.

De la mano del Grupo De Acero, Fisterra desarrollaría una planta eléctrica cuyo objetivo iba a ser suministrar energía a la primera por 250 megawatts durante 20 años.

También bajo los principios de catapultar las energías limpias, General Electric y Energía del Valle de México anunciaron acuerdos para proyectos de generación de energía térmica y renovable.

Apunte un parque eólico en Reynosa, que sería el más grande del país, amén de dos parques solares en Orejana, Hermosillo, y Santa María, Chihuahua, que generarían 337 megawatts.

Zuma Energía, que es una firma donde el fondo de capital inglés Actis tiene 80 por ciento y el otro 20 por ciento corresponde al fondo Mesoamérica Investments, es otro inversionista que también está evaluando su salida.

Cuenta con dos proyectos solares en construcción en Sonora y Chihuahua con capacidad combinada de 337 megawatts y dos parques eólicos en Oaxaca y Tamaulipas de 50 y 424 megawatts.

Finalmente están los japoneses de Mitsui, que poseen cinco centrales eléctricas, dos parques eólicos y un parque solar, con una capacidad instalada de dos mil 333 megawatts.

Se trata, ni más ni menos, que el segundo mayor operador de energías limpias en México y que igualmente está evaluando su futuro en el país por las políticas de cero apoyo al sector privado.

Iberdrola, el gigante español que hoy por hoy es el principal productor independiente de energías en nuestro país, ha decidido no vender y permanecer aquí, con todo y el rechazo de la 4T.

Los pupilos de José Ignacio Sánchez Galán se desistieron de invertir mil 200 millones de dólares en una nueva planta de ciclo combinado en Tuxpan, pero están determinados a defender su presencia aquí.

Darío Celis

Fuente: El Financiero