Imagínense, por un momento, el mundo sin automóviles, sin parafina, asfalto, maquillaje, paneles solares (sí, hay aceite ahí ...), las torres de generación eólica (¡ídem!), Sin poliéster, los crayones, el fertilizante, la aspirina, las pantimedias y, lo crea o no, sin el chicle.

Es cierto que hay mucha discusión, y con razón, sobre el riesgo de impacto ambiental del uso de petróleo. Lo que nos lleva al debate sobre cómo seguir impulsando el desarrollo humano y, al mismo tiempo, cuidar y controlar las emisiones y los accidentes.

Si es un homenaje justo, para recordar a la sociedad cuánto ha contribuido este aporte al desarrollo mundial, aún mejor podría decirse del gas natural, que, sin embargo, no tiene (todavía) una fecha que pueda llamar propia.

Ambientalmente, el gas es el combustible de transición, hacia las demandas de una sociedad deseosa de actividades bajas en carbono.

Además, el gas es también el combustible de solución para el uso de fuentes renovables y ambientalmente neutrales como la energía eólica y solar. Esto se debe a que tales energías no pueden producirse continuamente durante los días y las noches. Si el viento cesa y oscurece, no se genera energía. Entonces entra el gas para ofrecer la solución, suministrando energía a la sociedad cuando la naturaleza no puede. En última instancia, es el gas el que permite la producción a gran escala de estas fuentes renovables e intermitentes.

El gas natural siempre ha sido relegado a un segundo plano en Brasil. Históricamente, ocupó una posición subordinada en la matriz energética brasileña. Durante mucho tiempo, de hecho, se consideró un subproducto, algo indeseado, ya que el gas a menudo se produce en asociación con el petróleo, siendo subutilizado debido a deficiencias históricas en la infraestructura para el suministro a la población brasileña.

Cabe recordar que en algunos sectores industriales el gas natural cubre más del 80% de las necesidades energéticas de las empresas, con gran peso en sus costes totales. Los estudios indican que una reducción del 50% en el precio del gas natural podría estimular inversiones del orden de R $ 10 mil millones y aumentar los ingresos de las empresas intensivas en energía en aproximadamente un 40% en 2030.

Un nuevo marco regulatorio para el gas está en discusión en el Senado, ya aprobado por la Cámara de Diputados. Este hito reconoce que la modernización del sector del gas natural es demasiado relevante para hacer más competitivos los productos nacionales, dejando atrás la realidad actual, de déficit en infraestructura y precios por encima de la media mundial. Esto se debe a que la industria hace un uso intensivo de gas natural y, al tener acceso a los insumos más competitivos, puede entrar en un nuevo ciclo de inversión e impactar positivamente la balanza comercial brasileña.

¡En Espírito Santo, el nuevo marco regulatorio para el sector ya es una realidad! Esto se debe a que, constitucionalmente, corresponde a los Estados establecer las reglas para la distribución del gas canalizado en su suelo. Así, el gobernador Renato Casagrande optó puntualmente por otorgar a la concesionaria ES Gás un moderno contrato de concesión, apegándose plenamente a las mejores prácticas globales del sector. Y más categóricamente, con el fin de brindar seguridad jurídica al sector, envió un proyecto de ley que instituye el Mercado Libre de Gas en el Estado, ya aprobado por la Asamblea Legislativa y en proceso de sanción.

Con la mejora de las leyes federales y estatales, Brasil se acerca a hacer viable el potencial del gas como un insumo accesible y estratégico, y a brindar a los empresarios brasileños una fuente de energía segura, competitiva y de bajo impacto ambiental. El nuevo marco regulatorio es necesario para aprovechar los descubrimientos de gas natural en la capa presal, el potencial de producción en tierra y el reposicionamiento de Petrobras en el sector.

El nuevo marco regulatorio que se está diseñando en un futuro cercano y la estructuración de la industria del gas con el fin de incrementar la competitividad de esta matriz energética y promover un nuevo ciclo de industrialización en Brasil nos hace creer que es más que justo que el gas natural, como la fecha que celebra la importancia del petróleo, contar con un día en el calendario para saludar su relevancia económica y bajo impacto ambiental. Quién sabe, la aprobación del marco regulatorio en el Senado puede que no sea el día en que esperamos recordar un deseo que finalmente se hará realidad.

Fuente: TN Petróleo