Esto se ha visto reflejado en la decreciente generación de energía en centrales hidráulicas.
Por ejemplo, de enero a agosto de 2019 esta fuente fue responsable, en promedio, del 25,4% de la generación eléctrica del país, cifra que en el mismo período de este año ha retrocedido a 22,4%, donde pasó al crecimiento del aporte de las centrales a carbón, y en menor medida, a plantas renovables.
Sin embargo, producto de las precipitaciones que se registraron este invierno, la tendencia se quebrará este año, de acuerdo con las dos primeras mediciones realizadas por el Coordinador Eléctrico Nacional, considerando los niveles de nieve acumulada en la cordillera de Los Andes, principal fuente de abastecimiento de agua para ríos y afluentes del país, y que sirven de predictores para lo que ocurrirá con los deshielos a partir de octubre.
De acuerdo con los resultados obtenidos, se observa que a la fecha, en las cuencas de los ríos Laja y Maule se presenta una acumulación por sobre las condiciones medias observadas históricamente, a lo que se suma un incremento en la densidad del manto de nieve, indican los informes. “Llevando los datos a condiciones anuales, es decir, suponiendo que no se acumule más nieve en lo que resta de la temporada, se asocian a un año en torno a lo normal”, concluyen.
Desde el Coordinador apuntan a que si bien se trata de cifras que se deben confirmar aún con un informe restante (incluye datos de septiembre), estas ya marcan una tendencia positiva. Según estos indicadores, la cuenca del Maule -la más representativa del país y responsable del 25% del agua utilizada en generación y riego- presenta niveles de un 46% de excedencia, lo que implica que el 54% de los años que integran la muestra histórica fueron más secos que el actual. A modo de comparación, la misma zona presentaba en 2019 un nivel de excedencia del 85%.
De confirmarse esta tendencia, explican desde el Coordinador, el período octubre 2020-2021 presentaría una mayor disponibilidad de caudales para generación hidroeléctrica respecto del año anterior, y en el caso de no presentarse restricciones o indisponibilidades en centrales relevantes, esto podría disminuir la producción de algunas centrales termoeléctricas que utilizan GNL y carbón.
En cuanto a los efectos de esta mayor disponibilidad del recurso hídrico en el mercado spot de la energía, desde la entidad apuntan a que si bien dicho valor está ligado a variables como el consumo, la disponibilidad de las unidades generadoras, limitaciones de transmisión y otros, “el aumento de generación hidroeléctrica podría implica una reducción en los costos marginales de energía en la zona centro sur del sistema, principalmente en el período octubre-diciembre de 2020, en que se presentan los mayores caudales afluentes a las centrales hidroeléctricas”.
Desde Acera, gremio que reúne a las empresa renovables, apuntan a que la hidroelectricidad es complementaria con tecnologías como la eólica y solar, por lo que su crecimiento desplaza a la generación fósil.
“Una mayor disponibilidad de agua permitirá usar de mejor forma la infraestructura hidráulica (…) En general, un año con una hidrología más húmeda debería tener importantes efectos positivos en la disminución, tanto de los costos marginales del sistema como de las emisiones”, explica el director de Estudios de Acera, Darío Morales.
Fuente: El Mercurio