La demanda, la producción y las exportaciones de gas fueron impactados por la pandemia. El consumo estacional presiona en un segmento con decisiones pendientes.
El consumo de gas en Argentina tiene una marcada estacionalidad que, entre otras cuestiones de índole macroeconómicas, torna complejo el desarrollo de los proyectos en Vaca Muerta. Este verano, la baja de la demanda por las temperaturas templadas irá acompañada de un menor consumo industrial por los efectos de la pandemia, pero también de una caída de la producción que abre dudas sobre los saldos exportables a países vecinos en un contexto global de caída de precios.
La demanda de gas varía sensiblemente según la época del año. En la primavera promedia unos 100 millones de m3 diarios (MMm3/d) para elevarse a unos 120 Mm3/d en el verano, cuando los aires acondicionados demandan más electricidad y por ende crece la generación térmica. Mientras que en invierno se alcanzan picos de 180 MMm3/d.
En los meses más fríos se debe acudir a mayores importaciones, ya sea desde Bolivia o a través de la terminal de regasificación de GNL de Escobar, para abastecer las necesidades domésticas. La demanda se incrementa unos 60 MMm3/d, casi la mitad de lo que se consume en el resto del año.
Según datos del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), entre enero y julio de 2020, se consumió en el país un promedio de 113,5 MMm3/d en el país, un 4,3% menos que en el mismo periodo de 2019.
En lo que va de 2020, el segmento de mayor consumo de gas fueron las usinas de generación eléctrica, con el 35,2%; seguido por la industria, con el 31,1%; y por los usuarios residenciales, con el 23,6%. Las ventas de GNC vehicular se llevaron el 4,3% y el sector comercial, el 2,9%.
El segmento de mayor elasticidad en el consumo es el residencial. En enero demandó apenas el 8,8% del total y en julio, el 43,5% (57,7 Mm3/d), mes que tuvo la particularidad de varios días con bajísimas temperaturas en la zona del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la más poblada del país.
Como sucedió en todo el espectro de la economía, la pandemia generó un fuerte impacto en la demanda gasífera. El sector más afectado fue el industrial, que en abril registró una caída del 27,8% con respecto al mismo mes del año pasado.
A medida que se fueron levantando las restricciones por el aislamiento social, el consumo industrial comenzó a repuntar y en julio se ubicó un 0,8% por encima del mismo mes de 2019, aunque aún está 25% por debajo de marzo.
A contramano, los usuarios residenciales incrementaron el consumo este año porque la gente pasó más tiempo en sus casas y el invierno fue más frío.
Mientras que los usuarios comerciales y pequeños industriales, que venían con caídas visibles desde 2018 producto de la crisis económica y que habían repuntado un 5% en febrero, tuvieron un desplome del orden del 22% en abril y mayo, los meses más estrictos de la cuarentena.
Según el pronóstico del Enargas, la demanda prioritaria (residenciales, comercios e industrias de bajo consumo) bajará a un promedio de 31,2 Mm3/d en octubre, para seguir en descenso hasta los 15,4 Mm3/d en enero. Ese sector comenzará a repuntar recién en febrero.
Sin embargo, el pronóstico se encuentra altamente condicionado por la pandemia y el derrotero de la economía.
La baja del consumo local y el incremento de la producción de Vaca Muerta posibilitó que, en septiembre de 2018, la Argentina volviera a exportar gas a Chile bajo la modalidad interrumpible, tras la suspensión de los envíos en 2007. El mayor volumen se envía desde Tierra del Fuego (el 93% en 2019), a través del Gasoducto Methanex, y en menor medida desde la Cuenca Neuquina, a través de Gas Andes y Pacífico.
Entre enero y agosto de este año se exportaron al país vecino 179.060.000 m3 de gas, a un promedio de 840 mil m3 diarios, casi un 50% más que los 92.172.000 del mismo periodo de 2019.
En los últimos dos años, el mayor volumen de gas enviado a Chile se registró en enero de 2020, con 43.501.000 m3. El mes pasado se vendieron apenas 711.000 m3. El período en el que crecen las exportaciones hacia el país transandino va de octubre a enero, cuando sobra más gas en el mercado doméstico.
Sin embargo, los saldos exportables comienzan a restringirse por la menor producción argentina tras casi dos años con muy baja actividad por la caída de los precios en boca de pozo.
El acumulado enero-agosto de 2020 en la extracción de gas en Neuquén, la principal provincia productora del país, cayó 6,47% con respecto a igual período de 2019.
Las incógnitas que atraviesan la salida hacia Chile Con la temporada de menor consumo de gas en la Argentina, la reapertura del mercado chileno significó una vía de escape para la reciente producción de Vaca Muerta, aunque no está exenta de escollos para consolidar un mercado que estuvo cerrado durante una década.
Según Luciano Codeseira, director para Argentina de la consultora Gas Energy Latin America, “la evolución del futuro cercano tiene dos puntos a analizar: por un lado, el desbalance argentino entre oferta y demanda, que hace que los saldos exportables sean altamente volátiles, y por el otro, la dificultad para establecer esquemas firmes de exportación atendiendo a la Ley Nacional 24.076”. Para el especialista, el gas argentino enfrenta grandes desafíos de competitividad: el escenario de precios bajos internacionales del GNL por la pandemia, “la baja credibilidad” por el pasado reciente, los contratos de importación en el país trasandino y “aspectos normativos en Chile que flaco favor le hacen al gas argentino en la generación eléctrica”.
Codeseira señaló que otro problema son “los errores de interpretación” de la disposición 168 de agosto de 2019 que habilitó las exportaciones en firme y que desalentó la firma de ese tipo de contratos. “Un ejemplo de eso es la regla de inflexibilidad que obliga a generar forzosamente con GNL frente a otras fuentes de energía. De hecho, el año pasado se generaron 3,7 TWh con GNL, de los cuales el 51% se hizo bajo esta regla. Afortunadamente, se esperan cambios en el corto plazo”.
Fuente: La Mañana de Neuquen