En los últimos años, la petrolera quiso transformarse en un jugador integral de energía.
Con la actual administración, la empresa, urgida por su situación financiera, busca volver a sus raíces, la producción y exploración de petróleo, para refundarse. El ambicioso programa de corto plazo con el que su nuevo CEO, Sergio Affronti, apunta a salvar el largo

El miércoles 11 de agosto, a las 10 de la mañana, Sergio Pablo Affronti encabezó su primera presentación de resultados como CEO de YPF. Por videoconferencia, junto a su flamante CFO, Alejandro Lew, y con la silenciosa participación del presidente de la empresa, Guillermo Nielsen, el ejecutivo, de 51 años, informó cifras, repasó proyectos y trazó una cruda descripción de la empresa cuyo día a día conduce desde el 30 de abril.

“Estamos tomando todas las acciones requeridas para navegar el corto plazo y para capturar valor en el largo”, le aseguró a los analistas de los bancos de inversión –UBS, Morgan Stanley, Citigroup, Bank of America Merrill Lynch, Banco Santander, Raymond James, Credit Suisse, Balanz y BTG Pactual– que lo escucharon durante 89 minutos. “Debemos adelgazar para estar en condiciones de movernos más rápido”, subrayó Affronti. Segundos después, destacó la puesta en marcha de un, en sus propias palabras, “programa de reducción de costos sin precedentes en la compañía”; una iniciativa con la que YPF apunta a reducir en un 30% su estructura de costos. Lo necesita. La empresa había cerrado 2019 con una pérdida de más de $ 33.000 millones, uno de sus peores balances en más de una década.

La crisis del coronavirus agravó los síntomas: en el segundo trimestre (abril-junio), el período en el que más de lleno golpearon la pandemia y la cuarentena, YPF registró un rojo de $ 85.048 millones, 36,5 veces superior al de un año antes. El resultado negativo –más de u$s 1000 millones al cambio oficial– barrió con los $ 6351 millones que la petrolera había ganado en el primer trimestre, número asentado en azul con el que había retornado a la delgada línea de la rentabilidad. Así, en la mitad inicial de 2020, YPF perdió $ 78.697 millones, 7,5 más que un año antes y más del doble del rojo que registró en todo 2019. No hay dos… En el segundo trimestre, los ingresos de YPF cayeron 16,7%, a $ 133.558 millones. En el semestre, la empresa acumuló una mejora del 5,8% en su facturación, a $ 308.228 millones.

El impacto de la pandemia y la cuarentena fue mucho más nítido en datos como la caída de producción, del 9%, y el desplome de sus ventas de naftas, que redondeó el 45%, o el sobrecosto, calculado en u$s 50 millones, que significó la adaptación de la compañía para continuar operando bajo la nueva normalidad. Sin embargo, la empresa tiene otros padecimientos previos al Covid-19. “Lamentablemente, hoy, la compañía está en una situación crítica, desde el punto de vista operativo y financiero”, había reconocido Affronti en el video institucional con el que se presentó ante los más de 22.000 empleados de YPF. “Estoy convencido de que esta crisis muy profunda, que va a requerir grandes sacrificios, muy dolorosos, es una oportunidad para ordenarnos, para reorganizarnos y para prepararnos a crecer con más fuerza y empuje”, arengó, en su voluntarioso mensaje, difundido pocos días después de haber asumido.

“Es necesaria mucha disciplina y vamos a trabajar duramente para reducir los costos”, anticipó. Mendocino, de 51 años, es su tercera etapa en la empresa en la que no sólo se formó como profesional. Ypefiano de pura cepa, hasta le debe su familia a la compañía: su mujer, Sandra, fue una histórica del área de Sistemas de la petrolera. Affronti ingresó en junio de 1993. Tenía 23 años, recién recibido de licenciado en Administración y Contador Público Nacional. Perteneció a la generación de jóvenes profesionales que incubó José Estenssoro, a inicios de los 90. A fines de esa década, con Repsol como controlante, Affronti lideró un proyecto de producción de gas en Argelia, pasaporte previo a ser, desde Madrid, responsable de Planificación Estratégica de la división Upstream para Europa, Asia y África. Luego, fue CEO y country manager en Ecuador, una de las operaciones más complejas de Repsol en esos momentos.

FUENTE: CRONISTA - ARGENTINA