El presidente Andrés Manuel López Obrador ha implementado cambios regulatorios y políticas a favor de Pemex
y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que han creado “dudas” a inversionistas, afirmó el Departamento de Estado del gobierno estadounidense.

Las reformas en los sectores de energía, generación eléctrica, telecomunicaciones y venta minorista de combustibles han liberalizado el acceso de los inversores extranjeros. A la vez que las reformas no han llevado a la privatización de empresas estatales como Pemex o la CFE, han permitido la participación de empresas privadas.

“Aún así, la administración de López Obrador ha realizado algunos cambios regulatorios y de políticas que favorecen a Pemex y CFE sobre los participantes privados. Los cambios han llevado a empresas privadas a presentar demandas en tribunales mexicanos y varias están considerando el arbitraje internacional”, dice el Departamento de Estado en su Reporte sobre el Estado de las Inversiones en México 2020, difundido este miércoles.

Entre 2015 y 2018, México subastó más de 100 bloques terrestres, superficiales y de aguas profundas con un interés significativo de compañías petroleras internacionales. Desde entonces, la administración ha pospuesto más subastas, pero se comprometió a respetar los contratos existentes adjudicados bajo la administración anterior.

“A pesar de ello, los inversionistas extranjeros se sintieron desanimados cuando Pemex buscó hacerse cargo de un importante descubrimiento de petróleo en aguas poco profundas realizado por un consorcio liderado por una empresa estadounidense. El consorcio privado había invertido más de 200 millones de dólares para realizar el descubrimiento y el resultado de esta disputa aún no se ha decidido”, añadió.

En general, México está abierto a la Inversión Extranjera Directa (IED) en la gran mayoría de los sectores y siempre ha sido uno de los mayores receptores en los mercados emergentes. La proximidad de México a Estados Unidos y el acceso preferencial al mercado estadounidense, la estabilidad macroeconómica, el gran mercado interno, la creciente base de consumidores y la mano de obra cada vez más calificada pero barata se combinan para atraer inversionistas extranjeros.

FUENTE: EL ECONOMISTA - MÉXICO