Cuando todo estaba medianamente acordado para darle impulso a la nueva ley de biocombustibles en base a un proyecto confeccionado por la Liga Bioenergética, compuesta por provincias productoras y pymes del sector, las petroleras decidieron presentar al gobierno su propio esquema que nada tiene que ver con el que se venía hablando y desataron un revuelo. El sorpresivo golpe sobre la mesa propone la participación de las refinadoras en la producción de biocombustibles y, de esta manera, implicaría hacer pie en toda la cadena. Las pymes denuncian el riesgo de concentración del mercado.
En la reunión de mediados de julio entre el ministro de Desarrollo Productivo de la Nación, Matías Kulfas, y las cámaras del sector pyme, todo había quedado encaminado para presentar su proyecto para reemplazar el actual a partir de 2021 o después de una prórroga de la actual ley. Sólo faltaba una reunión con las petroleras y, en ese momento, se daba por descontado que no habría mayores reparos debido a que era un negocio poco atractivo para ellas. Sin embargo, el escenario cambia y el negocio se vuelve interesante para las refinadoras con el proyecto alternativo que le acercaron a Kulfas.Las petroleras sostienen que en los últimos años “se otorgaron cupos que satisfacen la totalidad del mercado a empresas que no cumplen estrictamente con el espíritu de la ley, mientras que las petroleras han quedado excluidas”. Por eso, plantean en el proyecto alternativo que todos los actores del mercado puedan participar en la producción de biocombustibles, “incluyendo las empresas refinadoras”. Incluso, en uno de los puntos plantean pedir subsidios para plantas de gran escala de más de 100 millones de dólares.TEMOR.
Las empresas pyme, que son las de mayor presencia del sector, se ven amenazadas e interpretan que las petroleras buscan quedarse con el 100% del control de la cadena para “manejar los precios que paga el consumidor”. “Esto generaría una concentración económica y posición dominante para despachar al precio que quieran, cuándo y cómo quieran”, explicó un empresario santafesino. Igualmente, desconfían de si a las petroleras realmente les conviene iniciarse en el negocio del biocombustible. Según explican en el texto que se acercó al gobierno nacional, una de las problemáticas es la existencia de una “excesiva necesidad de intervención del mercado con problemas en la garantía del abastecimiento y políticas dispares en la fijación de precios”. La solución para las petroleras es que la secretaría de Energía no controle los precios, sino que se rija por la oferta y la demanda, pero con el condicionante de tener un pie en toda la cadena. Argumentan como uno de los problemas de la actual regulación es que “se generó un mercado para empresas ineficientes sostenidas con precios muy por encima de referencias internacionales”.
El sector de pymes santafesinas, uno de los más fuertes del país, entiende que “están pidiendo la desaparición de unas 50 plantas pymes de biocombustibles”. Pero también plantean discordias en los cortes obligatorios de biocombustibles. Mientras para los productores de bioetanol y biodiesel debería seguir subiendo progresivamente ese componente en los combustibles, para las petroleras “no deben superar los actuales 10% de biodiesel y 12% de bioetanol, con el fin de mantener el esquema de abastecimiento sin afectar el proceso de industrialización de no convencionales”. A su vez, proponen permitir la libre importación y exportación de biocombustibles. Y es aquí donde se evidenciaría el poder de estar presentes en toda la cadena. Es que, según las pymes, a las refinerías les conviene importar gas-oil porque tiene menor costo que el biodiesel local. La pregunta es qué sucedería en el futuro con las petroleras copando el mercado productor.
Fuente: Letra P - Argentina