No en vano, las medidas de cierre decretadas por los países provocaron el desplome completo de la demanda de crudo y, con ello, de los precios. Esto llevó al Brent a marcar mínimos de dos décadas en abril en los 15,98 dólares y al Texas, incluso, a venderse en negativo (-40 dólares por barril) por primera vez en su historia. Pero al mismo tiempo, este ‘shock’ provocó la fuerte reacción de los productores para drenar el mercado de oferta. La cuestión ahora es si no se habrán pasado de frenada provocando a medio plazo una disrupción total del oro negro.
Una de las características propias del petróleo que hay que tener muy en cuenta es que la oferta es muy poco flexible. Por lo que cuando cae la demanda, la situación no se salva cerrando el grifo, y cuando sube, no se soluciona abriéndolo. De hecho, el cierre de pozos en muchos casos supone su destrucción y que no se puedan volver a reabrir.
Por este motivo, el último informe de la Agencia Internacional de la Energía (IAE por sus siglas en inglés) ha supuesto una revolución entre los inversores que, de hecho, el reciente rally del barril hasta los 40 dólares ya adelantaba una recuperación de los inventarios. Según el organismo, aunque la demanda de crudo se va a hundir en 8,1 millones de barriles día este año, en 2021 va a rebotar hasta lograr una recuperación récord de 5,7 millones de barriles día.
Pero lo más relevante no es la mejora de las estimaciones de la demanda proyectadas por la IAE respecto al mes anterior, sino que da por hecho que la oferta, de aquí a 2022, va a ser mucho menor que la demanda. «Si bien la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados de extender los recortes de producción hasta julio ayudará a acelerar el reequilibrio del mercado petrolero, no debemos subestimar las enormes incertidumbres» que aún enfrenta el mercado, ha asegurado la agencia.
El problema es que la destrucción de oferta, si tomamos como referente EEUU que tiene 9-10 millones de barriles a unos costes de extracción superiores a 50 dólares, es mucho mayor. Desde que estalló la pandemia la producción americana, según el dato adelantado de la AIE, ha pasado de 13,1 millones de barriles al día a 11,1 millones y, aun así, en su informe de esta semana la IAE le ha metido, incluso, una corrección de un millón de barriles más.
«A día de hoy, EEUU ha perdido una producción de unos 3 millones de barriles diarios fácilmente y es una barbaridad. Eso de momento. Si esto sigue así puede perder unos 5-6 millones de barriles de aquí a 2021″, explican a Cotizalia fuentes del mercado. «Venimos de un punto en el cual las inversiones en el mundo del petróleo habían sido mínimas y ya con esto…».
Es por ello que la mayoría de los bancos de inversión están apuntando a un fuerte repunte del precio. «De aquí a final de año el Brent va a estar por encima de los 50, seguro, y el año que viene va a ser una hecatombe. Puede ser incluso antes», afirman esas mismas fuentes.
JP Morgan, de los más alcistas Uno de los más alcistas en este sentido es JP Morgan, que ya a primeros de marzo avisaba de que el mercado del petróleo podría encontrarse a las puertas de un «superciclo» que lleve el Brent hasta los 190 dólares por barril en 2025 y que, a pesar del reciente desplome de los precios, con mínimos de 20 años, se ha reiterado en su apuesta.
No en vano, el desplome de la producción de EEUU, Arabia Saudí y Rusia, los tres reyes del petróleo mundial, ha permitido dar un balón de oxígeno a los precios. Sin embargo, hasta ahora los inventarios en EEUU no se han visto afectados, porque cuando comenzó la guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudí, estos enviaban barcos a EEUU con unas importaciones altísimas. Pero los saudíes ya han cortado el grifo y el país tiene un problema de déficit importante, igual que lo tiene Rusia, y se pueden pasar de frenada llevando el precio a final de año incluso a los 70-80 dólares.
«La realidad es que las posibilidades de que el petróleo se vaya a 100 dólares en el punto en el que estamos son mayores que hace tres meses», ha afirmado Christyan Malek, jefe de estudios de petróleo y gas de JPMorgan para Europa, Oriente Medio y África. Según el experto, la sobreoferta del mercado se va a transformar en un «déficit estructural de producción» a primeros de 2022, por lo que el escenario más probable para el banco de inversión es que el precio se eleve hasta, al menos, 60 dólares por barril.
Tampoco ha dado un paso atrás en el precio contemplado en su escenario más alcista de 190 $. Y es que, a juicio de Malek, «el déficit habla por sí mismo. Eso implica que los precios del petróleo subirán por las nubes», ha asegurado en su último informe. «¿Creemos que es sostenible? No. ¿Pero podría llegar a esos niveles? Sí», concluye.
Y es que algunas estimaciones apuntan a que de aquí a final de año la pérdida de producción mundial podría alcanzar, incluso, los 10 millones de barriles. Por ello, la clave está en cuánto va a bajar la demanda. La IAE apunta a en torno al 2,5%-3% este año. Eso supone entre 3 y 4 millones de barriles al día, por lo que en este escenario, la disyuntiva entre la caída de la demanda y la oferta habla por sí misma.
Fuente: El Confidencial - Argentina