Sino que arrastra consigo el daño ambiental que causan por los derrames recurrentes de hidrocarburos en diversas regiones del país, particularmente en Tabasco, Veracruz y Campeche.
Resulta inconcebible que en apenas 19 meses de esta administración, las principales instituciones, dependencias y en este caso, las Empresas Productivas del Estado, se estén desmantelando a una velocidad vertiginosa y no solo eso, sino que en particular en el sector energético, se tomen decisiones en sentido contrario a las que predominan en el mundo, en donde prevalecen los criterios de sustentabilidad y uso de energías renovables.
Mientras que en el orbe se observa un extremo cuidado por proteger el medio ambiente, en México se hace lo contrario, privilegiando el uso del combustóleo y del carbón y por si fuera poco, también contaminando los cuerpos de agua y los mantos freáticos.
Desde San Lázaro, la diputada Soraya Pérez Munguía, del PRI, pidió resarcir los daños ocasionados a la población y evitar más afectaciones al ambiente, debido a los derrames de hidrocarburos en Tabasco, por los cuales Pemex no asume su responsabilidad.
Se ha insistido a Petróleos Mexicanos presentar, ante el Congreso de la Unión, un informe pormenorizado sobre las causas que dieron origen al derrame de petróleo en la Laguna Mecoacán, en el municipio de Paraíso, Tabasco, el pasado 29 de mayo de 2020, y exhiba su plan de seguridad que prevenga nuevos desastres.
Asimismo, que la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente realice una auditoría y la investigación sobre los acontecimientos que conllevaron al derrame de hidrocarburo el pasado mes de mayo, con la finalidad de sancionar a quienes resulten responsables de la contingencia.
Pescadores de la zona reportaron daño a la actividad económica en 18 cooperativas y acusaron que el derrame ha puesto en riesgo más de 40 mil contenedores de ostión y, hasta el momento, los cooperativistas no han recibido apoyo por parte del Gobierno para enfrentar la emergencia ambiental.
En los últimos dos sexenios cuando ocurrían este tipo de desgracias ambientales, de inmediato, el personal técnico de la petrolera acudía a recoger el hidrocarburo derramado y a restaurar el equilibrio ecológico de la zona afectada, amén de pagar las respectivas indemnizaciones correspondientes a la población afectada.
Ahora, ni siquiera se dignan contestar el teléfono, menos a cumplir con la responsabilidad que mandatan las leyes respectivas.
Es tal el desprecio del director general de Pemex, Octavio Romero Oropeza, que tiene por los daños ecológicos que causa la empresa a su cargo, que ha ido recortando plazas y presupuesto a las áreas internas que se encargan de atender este tipo de contingencias.
La Laguna de Mecoacán, con 5 mil 168 hectáreas de extensión, es uno de los estuarios más importantes para la pesca y la producción ostrícola a nivel nacional.
La legisladora Pérez Munguía lamentó que, a poco más de dos semanas de ocurrida la fuga de petróleo, Pemex desconozca las causas que originaron el accidente y tampoco informe por qué la recurrencia de los percances durante los últimos años.
En 2019, los pescadores organizados de Tabasco interpusieron una demanda por un hecho similar; sin embargo, no han sido notificados sobre su seguimiento, por lo que persistió, “Pemex debe presentar un plan de remediaciones permanentes que ataque el problema desde la raíz”.
Pues, lamentablemente, le diremos a la diputada Pérez Munguía que tome una silla y se siente porque ese plan de remediaciones permanentes ya no los trabajan en Pemex y si algún día lo hacen, que no será en esta administración, puede que la laguna en cuestión ya no exista como tal y si como un cementerio aceitoso con olores fétidos.
Fuente: El Financiero - México