A propósito de la conveniencia de uso de biodiesel.
AGENCIAS - ARGENTINA

El modelo económico argentino de las últimas dos décadas es bastante particular: consiste en aplicar una montaña de impuestos y regulaciones a los sectores productivos viables para financiar aquellos que son inviables.

La caída internacional del valor de los hidrocarburos, que podría constituir una oportunidad para eficientizar los procesos productivos de muchas industrias viables, representa un problema para el modelo argentino de destrucción de riqueza, pues requiere aumentar el monto de subsidios destinados al sector petrolero.

Tales subsidios –en estos días se está negociando un “precio sostén” para el barril de petróleo producido en territorio argentino– solamente pueden provenir de dos fuentes en la actual coyuntura: emisión monetaria (con más pobreza generalizada para todos vía aceleración inflacionaria) o más impuestos directos o indirectos (como el cepo cambiario para los exportadoras).

Este cepo mental, insólitamente, sólo está regionalmente presente en la Argentina, pues en Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia a nadie se le ocurre poner piedras en el camino a los encargados de generar divisas genuinas, es decir, los responsables de que nuestros países tengan un empleo en el mundo.

El cepo mental además impide que aprovechemos las oportunidades que tenemos enfrente de nuestras narices. Están ahí. Enormes. Con luces de neón fluorescentes. Pero no podemos verlas.

Un ejemplo. El precio final de abastecimiento de gasoil, con flete incluido, de gasoil Axion grado 2 (diesel 500) de la empresa estatal de transporte de pasajeros de la ciudad de Rosario MOVI es actualmente de 52,3 $/litro final, mientras que el valor del biodiesel –elaborado con aceite de soja– es de 39,7 $/litro. ¡Un 24% menos!

Si se implementase una política de uso de masivo de biodiesel en la región central del país, no solamente se contribuiría a reducir de manera brutal el gasto en combustibles, sino que también se generaría un mayor ingreso de divisas al promover un aumento de los valores FOB del aceite de soja por medio de la creación de una nueva fuente de demanda.

El año pasado la Empresa Provincial de la Energía de Santa Fe (EPE) comenzó a instrumentar la realización de un estudio para evaluar el impacto del uso de biodiesel en el rendimiento de los motores de camionetas y automóviles de esa compañía provincial. Pero el mismo fue discontinuado por falta de pago. ¡Bingo!

Si estamos ingresando en una fase de enfriamiento económico global similar a la Gran Depresión registrada en la década del ’30 del siglo pasado, entonces se acabó la posibilidad de derrochar recursos en emprendimientos insolventes. Cuánto antes lo entendamos, menor será el sufrimiento experimentado.