EL NACIONAL - VENEZUELA
cuya demanda se evapora debido a la parálisis mundial provocada por la pandemia del nuevo coronavirus y las medidas de confinamiento decretadas.
La cuestión se ha vuelto apremiante en los últimos días en los mercados, donde los precios se han hundido hasta valores negativos, es decir, los inversores estaban dispuestos a pagar para deshacerse de los barriles de crudo.
Paralelamente, se ha desatado una carrera para encontrar espacios de almacenamiento libres, en tierra, como es el caso de la terminal de almacenamiento de Cushing, en Estados Unidos, casi repleta ya, o en el mar, donde muchos buques tanque han sido requisados para que guarden el crudo.
Se trata de una industria que opera al día y cuya «capacidad de almacenamiento es poca con respecto a la producción», subrayó Frédéric Rollin, asesor de estrategia de inversiones en Pictet AM.
El mantenimiento de la producción en un nivel relativamente alto, dado que un corte seco acabaría con los ingresos económicos y generaría además otros problemas técnicos, provoca esta necesidad de almacenamiento masivo.
Además, la escasa demanda a corto plazo ha creado en el mercado una situación que los expertos llaman de aplazamiento, es decir, los precios de los contratos con entrega el mes próximo son más bajos que aquellos con un horizonte más lejano, lo cual rompe con la lógica tradicional de este tipo de transacciones.
Los inversores se precipitaron para aprovechar esta situación y llenar sus almacenes, con la esperanza de revender su petróleo a un mejor precio cuando se reanude la actividad.
La demanda de almacenamiento se aceleró realmente «a partir de la segunda semana de marzo», dijo Ernie Barsamian, director de The Tank Tiger, un corredor de bolsa especializado en el sector.
Acceso más difícil
Actualmente, aún hay espacio para el equivalente de 130 millones de barriles del otro lado del Atlántico, además de las reservas estratégicas, señalaron analistas de Kpler.
Existen «numerosos lugares, más pequeños», indicó Barsamian. No se tienen en cuenta en un primer momento porque son «menos fáciles de acceso y no están siempre conectados a un oleoducto por ejemplo».
Pero Krien van Beek, intermediario para la compañía holandesa Odin-RVB Europe, subrayó que aunque no están llenos por completo, se han alquilado muchos depósitos y por lo tanto no están disponibles.
La situación es menos crítica para el crudo Brent, el referente europeo, que no se libró del hundimiento de los precios, pero resistió mejor que el estadounidense (WTI).
Extraído del mar del Norte, el Brent es «más fácil de almacenar en buques que en tierra», según Rollin, aunque la oferta de almacenamiento en mar también ha visto cómo las solicitudes se multiplicaban y está llegando a su límite.
En Asia, China dispone de más capacidad de almacenamiento que Estados Unidos (181 millones de barriles) y Japón le sigue con 58 millones de barriles, según Kpler.
Reservas estratégicas
Mientras las empresas acuden a las llamadas reservas comerciales, que firmas privadas como la holandesa Vopak poseen en todo el mundo, los Estados tienen lugares específicos para sus reservas estratégicas.
Pero estos lugares también se están llenando rápidamente ya que muchos países, como Australia, China, India o Corea del Sur, aprovechan estos precios bajísimos para llenar sus depósitos.
En estos días, el presidente estadounidense Donald Trump anunció que quería añadir 75 millones de barriles a la reserva estratégica de su país.
Almacenada en cuatro inmensos depósitos subterráneos en las costas del Golfo de Texas y de Luisiana, en el sur del país, la reserva estadounidense tiene una capacidad total de almacenamiento de 727 millones de barriles.