El mayor recorte artificial en la oferta global de crudo de la historia no basta para contener el huracán en el que está instalada la madre de todas las industrias extractivas.
MONEY.COM.

El coronavirus, que ha mandado a los aviones a hangares, a los coches a los garajes y que ha dejado en el dique seco a parte de las fábricas, ha provocado ya un recorte de la demanda de casi un 30%. Un desplome sin parangón que ha llevado al mercado petroleo al que ya es, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el “peor año de su historia”.

Tres meses y medio desde el inicio del ejercicio son suficientes para que el brazo de análisis de la OCDE alerte ya del riesgo de que el sector pueda borrar de un plumazo todo el crecimiento acumulado, atención, en la última década. Con la demanda en niveles de hace un cuarto de siglo y los tanques a rebosar, incapaces de almacenar la ingente cantidad de barriles que se bombean y no se consumen cada día, simplemente “no hay ningún acuerdo de recorte de la producción suficiente para paliar una caída de la demanda como esta”.

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