Petroamazonas EP acogió la declaratoria de fuerza mayor, invocada por el Ministerio de Recursos Naturales no Renovables, para 16 bloques que están bajo su operación.
EL UNIVERSO

Para precautelar el funcionamiento de las instalaciones petroleras, se procederá con el apagado gradual de pozos en los bloques 43, 31, 12, 15, 60, 61, 55, 7, 21, 44, 18, 56, 57, 58, 59 y 49. Esto significará que la producción podría bajar a 65 000 barriles, una reducción importante si se toma en cuenta que se esperaba producir al día 430 000 barriles.

Este es el último capítulo del deterioro de la actividad petrolera del país, que a más de sufrir los bajos precios del crudo esta semana vio destruirse los tres principales ductos por los cuales transporta el petróleo ecuatoriano, producto de un hundimiento de tierras en el sector de la cascada de San Rafael (punto limítrofe entre las provincias amazónicas de Napo y Sucumbíos). Esto, acompañado de una falla eléctrica que afectó la Unidad FCC de la Refinería de Esmeraldas (cuya reparación no será de corto plazo) y del cierre de la Refinería de La Libertad, por problemas sanitarios relacionados con el coronavirus.

El ministro de Energía, René Ortiz, informó el viernes que los trabajos de reparación del SOTE demorarán al menos tres semanas y el OCP, cuatro. Según Ortiz, hay stock para cubrir el mercado interno de combustibles y GLP, ante la baja demanda actual. Y para exportaciones está lo almacenado en la terminal Balao, en Esmeraldas (2 502 291 barriles de crudo Oriente).

Para el analista Jaime Carrera, la situación actual de la infraestructura petrolera solo confirma que el fisco no recibirá ingresos por crudo en el presupuesto. Y que debe buscar soluciones estructurales pues también se ve afectado por la caída de ingresos desde el lado tributario, de exportaciones, entre otros. Aseguró que debido a los precios reducidos y la baja demanda ahora existente, tanto interna como externa, resulta el mejor de los momentos para que haya ocurrido el percance, aun dentro de toda esta difícil coyuntura.

Entre tanto, para Luis Calero, experto en energía, el comercio internacional y sobre todo los contratos con China y Tailandia ameritaban desde principios del año –incluso antes de la pandemia– invocar la declaratoria de fuerza mayor, tanto por la caída del precio como por la situación económica del país. Ahora, dijo Calero, podría ser una oportunidad para renegociar los contratos petroleros. Calero es de la idea de que todo el stock que existe en Balao sea más bien guardado para el consumo interno. Pese a que no hay refinerías en funcionamiento, indicó que se podría pedir a una refinería vecina que procese el petróleo.

Para Calero, si se renegocia, cuando mejore el precio habrá también mejores flujos para el país. Explicó que las perspectivas de segundo trimestre y segundo semestre del año se ven más positivas por el inminente acuerdo de recorte de producción a nivel mundial.