Sólo en diciembre del año pasado, los particulares rompieron récord al importar prácticamente 1 de cada 5 litros de gasolina y 1 de cada 3 de diésel. En términos absolutos, el monto representa más del doble que 12 meses antes en el caso de la gasolina, y en el caso del diésel, 60% más.
En México, la importación y comercialización de combustibles es una actividad que se abrió a los privados a partir de la reforma energética del 2013-2014 y que se lleva a cabo desde el 2016.
En enero pasado, la participación de los privados se mantuvo en 2 de cada 5 litros de gasolina importada, pero en diésel incluso creció con respecto de diciembre pasado, al llegar a 4 de cada 10 litros.
En ambos casos, no obstante, la compra externa bajó: 4% anual en el caso de la gasolina y 17.6% anual en el del diésel. Se internaron en el país 545,410 barriles diarios de gasolina y 217,949 de diésel.
En cuatro años de apertura, Pemex no había perdido tanto terreno como en el 2019. En promedio, durante todo el año las empresas privadas importaron 79,500 barriles diarios de gasolina, lo que equivale a 13.1% de la gasolina importada del país, que ascendió a 608,000 barriles diarios en promedio. En el 2018, la cifra había sido apenas 3.7 por ciento.
En cuanto al diésel, los particulares internaron en el país 83,100 barriles diarios en promedio, lo que equivale a 31.7% de los 262,000 barriles de diésel diarios comprados en el exterior, cuando en el 2018 las importaciones privadas representaban 18.9% del total.
El año pasado, alrededor de tres cuartas partes de los 811,000 barriles diarios en promedio de gasolina que se ofertaron en el país (las ventas totales se aproximaron al sumar las importaciones y la producción de Pemex) se surtieron con producto importado.
En el caso del diésel esa proporción fue de alrededor de dos terceras partes de un volumen de casi 392,000 barriles diarios ofertados.
Así, mientras las refinerías de Pemex siguen sin poder reponer el espacio perdido en refinación de combustibles en los últimos cinco años (hasta el 2014 abastecían 60% del mercado nacional), los privados encuentran en la importación una vía para conseguir combustible a buen precio y de una calidad acorde con su oferta de valor, según la estación de servicio de que se trate.
Marcas como ExxonMobil, Shell, Total, BP, Arco y G500 son sólo algunas de las empresas que ya importan combustible vía terrestre (a través de ferrocarril) y marítima para abastecer a sus puntos de venta, mientras que otras como Repsol e Hidrosina han manifestado su intención de empezar a internar carburante en el corto plazo.
Varias de estas marcas participan incluso en la construcción de infraestructura de almacenamiento y transporte de gasolina y diésel a través de poliductos.
La pérdida de mercado en este terreno le ha pasado factura a Pemex en los últimos trimestres y sólo durante el último cuarto del año pasado sus ventas internas retrocedieron 20%, a 189,470 millones de pesos. Este monto representó 59% de su facturación total durante el cuarto trimestre del año.
En su reporte del cuarto trimestre del 2019, la estatal consignó que dicha caída estaba “explicada principalmente por: (i) una baja en los precios de las gasolinas y diésel, y (ii) una disminución en los volúmenes de venta de estos combustibles debido a la pérdida de mercado dada la entrada de nuevos competidores”.
De los 1.32 millones de barriles diarios de petrolíferos vendidos por Pemex al cierre del año pasado, tres cuartas partes corresponden a gasolina y diésel, con participaciones de 54 y 21%, respectivamente.
En dicho documento, la empresa petrolera también expuso la pérdida de terreno de la franquicia Pemex, pues al 31 de diciembre el número de estaciones de servicio bajo esa bandera había caído 13.5% interanual, a 8,593 puntos de venta.
Adicionalmente, Pemex suministra productos petrolíferos a 2,992 estaciones de servicio fuera de la Franquicia Pemex (estaciones de bandera blanca); de las cuales 568 operan bajo una sublicencia de las marcas de los productos Pemex y 2,424 utilizan marcas de terceros. El total de estaciones de servicio con producto suministrado por Pemex es de 11,585.
En términos acumulados, se trata de 2,992 puntos de venta menos respecto de los 11,578 con los que cerró el 2016, último año en el que la marca Pemex detentó el monopolio comercial de la venta al público de gasolina y diésel. El retroceso es de 25 por ciento.
En noviembre del 2017, Pemex anunció el relanzamiento de su franquicia en un intento por conservar atractivo para sus clientes, mientras que casi un año después, en octubre del 2018, presentó sus gasolinas con su nuevo aditivo Aditec, con el propósito de competir con las gasolinas aditivadas de marcas como BP, Shell o Total.
Este año, la estatal también presentó una campaña de marketing en radio y televisión para promover el consumo de sus gasolinas bajo el eslogan "Por el rescate de la soberanía, consumo de gasolinas Pemex".