BBC Mundo
El mensaje que iba tomando forma en el terraplén de hormigón se dirigía a un médico recientemente fallecido. "¡Adiós, Li Wenliang!", se podía leer en el mensaje. La exclamación la hacía el autor con su propio cuerpo tendido en la nieve.
Cinco semanas antes de esta estampa, Li había sido reprendido por la policía por tratar de advertir a sus compañeros médicos de los peligros de un nuevo y extraño virus que estaba afectando a pacientes en su hospital, en Wuhan.
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