EL DEBER
En la zona norte de la capital cruceña se levanta una infraestructura cuya obra se hizo espacio en más de 5.000 puntos de venta, a poco de cumplir un año de operación. “La calidad tiene un nombre”, afirman los trabajadores que siguen de cerca el trabajo de la tecnología italiana aplicada en esta industria de alimentos. Ese nombre es Alina, especializada en la fabricación de galletas, y está trazando una red que busca conquistar los mercados del país (la tarea en Santa Cruz está hecha).
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