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La banca arranca 2020 con los mismos desafíos pendientes del año pasado. El objetivo último de la industria financiera es mejorar la raquítica rentabilidad del negocio en un contexto macroeconómico y monetaria que va a seguir sin ayudar: los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) seguirán en tasas negativas y la actividad económica está en fase de desaceleración. Ese escenario obliga a las entidades a un mayor esfuerzo de reducción de costes y podría forzar, en última instancia, nuevas fusiones.
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