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ante una desaceleración económica acentuada por una guerra comercial con Estados Unidos (EEUU).

El crecimiento del gigante asiático se redujo a 6% en el tercer trimestre del año, su nivel más bajo en 27 años, mientras que Pekín lleva casi dos años en un enfrentamiento comercial con EEUU.

Esta confrontación, que se materializa en aranceles punitivos recíprocos sobre centenares de miles de millones de dólares de comercio anual, perjudica al crecimiento chino, que depende en gran medida de las exportaciones. En un contexto económico tenso, el primer ministro Li Keqiang se declaró “muy preocupado por la financiación de las pequeñas y microempresas”, según declaraciones de la agencia oficial Nueva China.

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