El Partido Conservador llega a la votación de hoy en el Reino Unido con mayoría absoluta en los sondeos, aunque su ventaja se ha estrechado.
ABC.ES

Susto o muerte, esa es la disyuntiva de las elecciones de este jueves en el Reino Unido. O si se prefiere: pesadilla antes de Navidad, en una jornada que estará pasada por agua. Solo el 26% del público declara creerse lo que les han contado estos días los dos grandes partidos. La campaña ha sido más agria de lo habitual para un país que siempre había gastado en política un cierto talante de fair play, envenenado ahora por tres años y medio dando vueltas a la cansina noria del Brexit. Es indiscutido que Boris Johnson ganará los comicios. La duda estriba en si lo hará con mayoría absoluta, pues de no lograrla las puertas del Número 10 se abrirían para el antediluviano socialista Corbyn, con el apoyo de los separatistas escoceses, que exigirían a cambio otro referéndum de independencia, y los europeístas del Partido Liberal Demócrata. El atrevido programa electoral laborista ha sido definido con sarcasmo por analistas ingleses como «la carta de suicidio más larga jamás escrita».

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