Incluye los trabajos necesarios para el abandono del campo como 22 taponamientos de pozos en funciones, el desmantelamiento de ocho ductos y seis estructuras marinas y ocho reparaciones menores a las perforaciones para mantener la producción, resulta oneroso si se estima que la producción será tan baja en la última etapa.
Fuente: El Economista
  
La Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) recomendó cambiar los lineamientos de las asignaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) para que, como hacen los privados en sus contratos, se establezca un fideicomiso de ahorro a lo largo de todo el desarrollo del campo para su abandono cuando declina, para que no se paguen estas últimas actividades con ingresos de los campos vigentes, distorsionado las finanzas y la transparencia de los procesos de la petrolera estatal.
 
Lo anterior, luego de aprobar este lunes en la 15 sesión extraordinaria del órgano de gobierno el programa para el abandono del campo de gas no asociado May en aguas someras, donde por una extracción de únicamente 50,000 millones de pies cúbicos de gas y 4.7 millones de barriles de condensados, Pemex Exploración y Producción invertirá 582 millones de dólares como gastos totales desde el 2020 hasta el cierre de la asignación en el 2028.
 
A un tirante de agua de 15 metros, el campo May se ubica frente a las costas de Tabasco, a 74 kilómetros del puerto de Dos Bocas. Su producción inició en el 2005 y llegó a un pico de 396 millones de pies cúbicos diarios de gas junto con 54,000 barriles diarios de condensado en el 2012.
 
Sin embargo, la declinación natural del campo comenzó en el 2016, por lo que Pemex solicitó modificar el plan de desarrollo para comenzar con los trabajos de abandono del campo. Así, en los próximos ocho años pretende recuperar 4.71 millones de barriles de condensado y 50,082 millones de pies cúbicos de gas, equivalente a únicamente 20 días de producción nacional de condensado y a 10 días de extracción de gas.
 
Para ello, la CNH aprobó a Pemex una inversión total de 582 millones de dólares, aunque incluye los trabajos necesarios para el abandono del campo como 22 taponamientos de pozos en funciones, el desmantelamiento de ocho ductos y seis estructuras marinas y ocho reparaciones menores a las perforaciones para mantener la producción, resulta oneroso si se estima que la producción será tan baja en la última etapa.
 
De ahí que se recomendó a Pemex reestructurar sus procesos de abandono de campos, ya que como explicó el comisionado Héctor Moreira, los privados que cuentan con contratos en el país están obligados a crear un fondo de abandono, pero Pemex no cuenta con este requerimiento para sus asignaciones y así todo el peso del proyecto llega al final. El comisionado Néstor Martínez explicó, sin embargo, que resulta altamente productivo, pero, al valorar sólo la etapa final, no resulta costeable, por lo que si se sigue sin ahorrar, son los campos vigentes los que pagan los abandonos.