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El 14 de enero la astrofísica Elena Moretti recibió una llamada que no olvidará fácilmente. “¿Esta señal que estamos viendo es un simulacro?”, dijeron al otro lado del teléfono. Era de noche cerrada en el Observatorio del Roque de los Muchachos, una cima de origen volcánico en la isla de La Palma ideal para la observación astronómica. La científica saltó de la cama y en dos minutos estaba frente a las pantallas del centro de control. No era un simulacro: los dos telescopios MAGIC habían captado claramente un grupo de fotones —partículas de luz— que era unas 100 veces más potentes que cualquier otro detectado antes.
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