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La repetición electoral estaba pensada para desbloquear la política española, pero solo sirvió para atascarla aún más. Las cuartas elecciones en cuatro años fueron un fiasco sobre todo para la izquierda, que podía haberlas evitado, porque lejos de reforzar la mayoría que ha gobernado desde la moción de censura de 2018, impulsó al PP —que pasa de 66 escaños a 88— y permitió la explosión de la extrema derecha: Vox pasa de 24 a 52.
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